Denunció que un chofer de Lumasa no quiso llevar a su hermano discapacitado
Eduardo López sostuvo que los dejó varados en una parada de Santa Cruz del Lago.Santa Cruz del Lago. Un hombre denunció en las últimas horas que subió con su familia a un colectivo de la empresa LUMASA y el chofer lo obligó a bajarse porque no quería llevar a su hermano discapacitado. Ocurrió en una parada ubicada sobre la Ruta 38 en Santa Cruz del Lago y formalizó una presentación en el libro de quejas de la compañía para que el colectivero sea sancionado por haber cometido un acto de discriminación.
Todo ocurrió el sábado a las 22 hs. luego que Eduardo López, su hermano y sus dos hijos (el más chico de 6 años) esperan por más de 45 minutos en la parada ubicada frente al complejo de Peko´s y abordaran el interno N°54 con destino a la localidad de La Falda. Según relató a este medio, el ómnibus venía lleno y cuando solicitó dos boletos para sus hijos y presentó el DNI y el certificado de discapacidad de su hermano (emitido por la Secretaría de Transporte de la Provincia de Córdoba y con fecha de vencimiento en el año 2026), el chofer manifestó que no podría llevarlos.
«Dijo que ya iba con 2 pasajeros discapacitados en el micro y ese es el cupo permitido por la empresa. Le pido amablemente que me muestre las personas discapacitadas y me niega a decirme quienes son, se hace el desentendido y me pide que me baje. Obviamente me niego y me dice que en el fondo había un policía. Le dije que lo llame, que no había problema, que yo tenía todo legal y le vuelvo a preguntar por quienes viajaban y me muestra en el visor del tablero que teóricamente viajaba otro discapacitado. Le pedí que me muestre el recorrido del pasajero y no tenía respuesta e insistía para que me baje con mis acompañantes»; relató el hombre. «Entonces le manifiesto que necesitaba viajar porque era mi derecho y que incluso le pagaba los 4 boletos a $ 110 cada uno. Fue en vano, el chofer me dijo; "Flaco: bajate, me pones nervioso, yo llevo mucha gente que tiene que volver a sus casas y así no pienso manejar, la vida de los pasajeros depende de mí...", lo cual fue una estrategia psicológica que utilizó para ponerse a los pasajeros a su favor y en contra mío. Pasaron entre 7 y 8 minutos y la gente me pedía que me baje, sentí impotencia y humillación, hasta si se quiere un acto de discriminación, teniendo en cuenta la espera, la hora y la incertidumbre de esperar el próximo coche y no saber si se repetiría la historia; manifestó.
«Ante esta circunstancia decidí bajar del colectivo con mucha impotencia, y saqué fotos con el celular del frente del colectivo para obtener datos del coche y realizar mi queja. El domingo 20 de enero, por la mañana, me acerqué a la oficina de Lumasa en la Terminal de La Falda para dejar asentado mi reclamo en el libro de quejas. Fui bien atendido por una señora a quien le comenté lo sucedido y me dijo que, por la hora, o sea, pasadas las 22 hs, el chofer debió habernos llevado en el colectivo, independientemente de si había otros pasajeros discapacitados, que no es común que pase eso y me brindó el teléfono de las oficinas de administración»; completó.