Denunció que un chofer de Lumasa no quiso llevar a su hermano discapacitado

Eduardo López sostuvo que los dejó varados en una parada de Santa Cruz del Lago.
lunes, 21 de enero de 2019 · 16:39

Santa Cruz del Lago. Un hombre denunció en las últimas horas que subió con su familia a un colectivo de la empresa LUMASA y el chofer lo obligó a bajarse porque no quería llevar a su hermano discapacitado. Ocurrió en una parada ubicada sobre la Ruta 38 en Santa Cruz del Lago y formalizó una presentación en el libro de quejas de la compañía para que el colectivero sea sancionado por haber cometido un acto de discriminación.

Todo ocurrió el sábado a las 22 hs. luego que Eduardo López, su hermano y sus dos hijos (el más chico de 6 años) esperan por más de 45 minutos en la parada ubicada frente al complejo de Peko´s y abordaran el interno N°54 con destino a la localidad de La Falda. Según relató a este medio, el ómnibus venía lleno y cuando solicitó dos boletos para sus hijos y presentó el DNI y el certificado de discapacidad de su hermano (emitido por la Secretaría de Transporte de la Provincia de Córdoba y con fecha de vencimiento en el año 2026), el chofer manifestó que no podría llevarlos.

«Dijo que ya iba con 2 pasajeros discapacitados en el micro y ese es el cupo permitido por la empresa. Le pido amablemente que me muestre las personas discapacitadas y me niega a decirme quienes son, se hace el desentendido y me pide que me baje. Obviamente me niego y me dice que en el fondo había un policía. Le dije que lo llame, que no había problema, que yo tenía todo legal y le vuelvo a preguntar por quienes viajaban y me muestra en el visor del tablero que teóricamente viajaba otro discapacitado. Le pedí que me muestre el recorrido del pasajero y no tenía respuesta e insistía para que me baje con mis acompañantes»; relató el hombre. «Entonces le manifiesto que necesitaba viajar porque era mi derecho y que incluso le pagaba los 4 boletos a $ 110 cada uno. Fue en vano, el chofer me dijo; "Flaco: bajate, me pones nervioso, yo llevo mucha gente que tiene que volver a sus casas y así no pienso manejar, la vida de los pasajeros depende de mí...", lo cual fue una estrategia psicológica que utilizó para ponerse a los pasajeros a su favor y en contra mío. Pasaron entre 7 y 8 minutos y la gente me pedía que me baje, sentí impotencia y humillación, hasta si se quiere un acto de discriminación, teniendo en cuenta la espera, la hora y la incertidumbre de esperar el próximo coche y no saber si se repetiría la historia; manifestó.

«Ante esta circunstancia decidí bajar del colectivo con mucha impotencia, y saqué fotos con el celular del frente del colectivo para obtener datos del coche y realizar mi queja. El domingo 20 de enero, por la mañana, me acerqué a la oficina de Lumasa en la Terminal de La Falda para dejar asentado mi reclamo en el libro de quejas. Fui bien atendido por una señora a quien le comenté lo sucedido y me dijo que, por la hora, o sea, pasadas las 22 hs, el chofer debió habernos llevado en el colectivo, independientemente de si había otros pasajeros discapacitados, que no es común que pase eso y me brindó el teléfono de las oficinas de administración»; completó.

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