El emotivo homenaje al mozo más querido de Carlos Paz

Por Yanina Comas

Carlos Paz.- Si alguien merecía un homenaje en Carlos Paz es Juan Carlos Birocco, el mozo mas reconocido del centro, que falleció recientemente mientras se encontraba trabajando.

Birocco dejó una marca imborrable en el corazón de los comerciantes y clientes que todos los días tomaban su taza de café en el bar de la galería Acuario donde trabajó por 20 años y que pedían exclusivamente que él los atendiera con su habitual alegría.

El mozo ya se había jubilado, pero no podía abandonar su querido puesto de trabajo, ni dejar a su clientela que todos los días lo esperaban.

Es por esto que en su lugar favorito, un artista dejó retratada su imagen en un pequeña obra que se exhibe en una de las paredes de la confitería y junto a ella, se encuentra el moño negro que lo acompañó en los últimos años de trabajo.

"Los turistas que vienen a la confitería preguntan donde está él y más aún desde que está el cuadro y nosotros les explicamos que Birocco ya no está entre nosotros" contó a El Diario Verónica, encargada del bar "Oki Doki" ubicado en la galería Acuario donde trabajaba el tradicional mozo que falleció el pasado 17 de enero cuando se descompensó mientras se encontraba trabajando.

El cuadro lo hizo el artista que hace temporada en el centro de Carlos Paz basándose en una foto de él y se lo obsequió a los dueños de la confitería para que siempre sea recordado.

La encargada contó que le pidieron el moño a la familia para completar el homenaje. "Todas las mañanas le damos los buenos días, porque todavía no nos acostumbramos que ya no está" sostuvo y agregó "lo extrañamos muchísimos, él era muy trabajador, un excelente compañero y amigo. No podemos creer que ya no esté mas con nosotros".

Y  sostuvo que "A pesar de que él ya se había jubilado en el 2017, le encantaba venir, era feliz haciendo esto, conservaba intactas las ganas de trabajar, nunca lo escuché quejarse".

Recordando algunas anécdotas contó que a Birocco una cosa que lo hacía reír mucho era tirar la bandeja al suelo cuando toda la galería se encontraba en silencio, lo que hacía mucho ruido y con eso asustaba a todos lo comerciantes que se asomaban a ver que había pasado.

Todos los que lo conocían siempre lo recordarán cuando iba caminando por la galería y decía en voz alta: "Va pasando el mozo".