Sequía histórica

¿Puede verse la capilla que sepultaron las aguas del San Roque?

De la leyenda popular a las expediciones del Cuerpo Especial de Policía.
jueves, 19 de noviembre de 2020 · 09:11

La sequía histórica que atraviesa el lago San Roque trajo al presente la historia del viejo Valle de Quisquisacate, una gran extensión de tierras fértiles que luego serían cubiertas por las aguas del embalse. La falta de lluvias hizo bajar el caudal y dejó al descubierto algunas viejas construcciones como el primer paredón del dique, desnudó el embudo y propició la aparición de municiones y restos de uniformes utilizados en la batalla entre unitarios y federales que tuvo lugar en la zona en 1829.

La bajante también posibilitó que las nuevas generaciones de carlospacenses hiciesen una suerte de viaje en el tiempo y conocieran cómo se veía el viejo río San Roque antes de convertirse en lago, ya que la desembocadura del río San Antonio se redujo considerablemente y el embalse -principalmente en la zona del Paseo de los Patos- se transformó en lo que alguna vez fue: un serpenteante curso de agua que se extiende hacia la ciudad de Córdoba.

Como ocurre cada vez que hay una sequía de magnitud, suelen hacerse hallazgos únicos de piezas arqueológicas y se despierta el interés de los vecinos por conocer cómo era Carlos Paz hace 150 años.

La leyenda popular dice que cuando el lago alcanza niveles extremadamente bajos como ocurre ahora, es posible descubrir los restos de la vieja Capilla de San Roque, cercana al sitio donde fuera bautizada la primera beata argentina: María del Tránsito Cabanillas y se librara la Batalla de San Roque entre José María Paz y Juan Bautista Bustos. La construcción era parte de una vieja estancia, que junto con otras cuatro más, formaba un pequeño poblado que sería cubierto por las aguas.

Sin embargo, lo cierto es que si pudiésemos vaciar el embalse, no encontraríamos el campanario ni las paredes de la iglesia. Hace algunos años, buzos del Cuerpo Especial de Policía (CEP) hicieron una expedición en el sector con motivo de la instalación de una boya que marcaba el punto exacto de la capilla y el sitio donde habían bendecido a la Madre Tránsito, y confirmaron lo que se sospechaba. De la vieja capilla y el cementerio colonial que estaba a su lado, sólo quedan los cimientos y algunas ruinas. Y es que cuando estaba creciendo el nivel del embalse, con la construcción del primer dique, se dispuso el vaciamiento de la construcción y su demolición parcial. Su campana terminó en una nueva iglesia que se levantó en Bialet Massé junto con otros elementos que albergaba el templo como el mobiliario, relicarios y un atrio de madera.

Sólo se conserva una imagen tomada por el fotógrafo inglés George Briscoe Pilcher (Jorge Pilcher) que se remonta a 1870 y que formó parte de una serie de fotografías capturadas con motivo de la construcción del dique que asombró al mundo.

Las coordenadas geográficas en las que se encontrarían los restos de la capilla, son 31º 20’ 59” Sur y 64º 28’ 15” Oeste, en la confluencia de los ríos San Roque y San Juan, que luego se denominarían San Antonio y Cosquín. Era una fértil región agrícola que fue habitada por los comechingones hasta fines del siglo XIV.

En tiempos de la conquista, Jerónimo Luis de Cabrera entregó las tierras y los originarios que las habitaban a Tomás de Irobi el 19 de noviembre de 1573. Cuando éste muere, Juan Nadal, Francisco Blázquez, Luis de Abreu, Juan de Mitre, Diego Rodríguez de Ruesgas, darán origen a las primeras estancias del valle. A mediados de 1600, nacieron las estancias Santa Leocadia de los Toranzo y sus descendientes los Cabanillas (al este del río Cosquín y río San Roque), la Estancia San Roque de los Salguero al oeste del río San Roque y parte del Cosquín, en el centro y sur; la Santa Ana a su norte y El Pantanillo al sur y la Estancia Santa María de los Bustos al oeste del río Cosquín en el norte. Estas estancias pertenecieron a las tres familias durante tres siglos.

La tercera Capilla de San Roque es la que fue cubierta por las aguas y había sido obra de Pedro Lucas Cabanillas, al tiempo que supo albergar numerosos casamientos de gran importancia para la zona.

Comentarios