¿Quién fue «Jardín Florido»? El controvertido galán de Córdoba

A mediados del siglo pasado, las mujeres cordobesas, eran sorprendidas en plena vía pública por un caballero vestido galantemente con una flor en la solapa de curioso atuendo. Nadie sabe exactamente porque lo apodaron «Jardín Florido».
lunes, 10 de agosto de 2020 · 12:14

«Calle 9 de Julio esquina Rivera Indarte, corazón elegante de mi docta ciudad......con su paso altanero se acerca un viejecito que guarda 20 abriles dentro del corazón, ¿quién no lo conoce?, ahí va «Jardín Florido» en el ojal prendido su infaltable clavel. El piropo elegante que el caballero brinda, a la cordobesita que acaba de pasar, la niña se da vuelta esboza una sonrisa, es como una caricia para el galán de ley»; dice la canción interpretada por el conjunto folclórico Los del Suquía en homenaje a «Jardín Florido» un controvertido personaje, que piropeaba mujeres en plena peatonal cordobesa a mediados del siglo pasado; Un acto impensado hoy, en los tiempos que transcurren. 

Sin una fecha precisa de su nacimiento, Fernando Albiero Bertapelle,  nació en Italia y a los 13 años emigró al país radicándose en la Provincia de Santa Fe. Fue un personaje que deambuló por las principales calles de la peatonal cordobesa refinadamente vestido, lanzando «piropos» al paso de mujeres encantadoras.

El hombre, solía pararse, vestido de frac, galera y lustroso bastón en mano y su imagen causaba gran impresión a quienes lo cruzaban en la calle.

La leyenda urbana señala que en el año 1954 fue culpable de una tragedia involuntaria: atropelló a tres alumnos, al distraerse con una hermosa mujer que transitaba por la vía pública. Con la intención de arrojarle una flor mientras se levantaba la galera, soltó el volante y terminó en la vereda lesionando a los estudiantes en cuestión. Bertapelle perdió su auto (y otros bienes) en concepto de indemnización y demás gastos del juicio.

Instalado en el barrio Alta Córdoba (en calle Antonio del Viso 738), «Jardín Florido» desempeñó diversas profesiones durante el transcurso de su vida. Trabajó como litógrafo, mayordomo y procurador judicial y mozo en algunas de las confiterías más elegantes de la ciudad, como el Bar Richmond ubicado al frente de la plaza San Martín. 

«Jardín Florido» llegó a codearse con los más altos personajes de la política y artistas renombrados de la época. Aseguran que el entorno lo ayudó a pulir su lenguaje y modales vinculándose con la alta sociedad cordobesa.

En el año 1936 entabló una relación de amistad con Aguirre Cámara, un renombrado político y abogado penalista, quien lo «acomodó» en el exclusivo Jockey Club. A partir de ese momento, su figura empezó a popularizarse en las calles de la Docta y fue un icono viviente de la ciudad.

Fallecido a los 88 años, el 9 de julio de 1963. Aún hoy es recordado en letras musicales, poemas y modestos monumentos dispersos por el centro. 

Una figura controvertida

La figura de «Jardín Florido» marcó una época, pero sería impensado en los tiempos que corren. En 2017, se había impulsado desde el Concejo Deliberante de la ciudad de Córdoba, un proyecto con la idea de realizarle un monumento, pero fue descartado para evitar promover el acoso callejero a las mujeres. «Una cosa es si regalaba flores. Pe­ro... qué mensaje estamos dando como Concejo Deliberante si a la vez que tratamos proyectos en contra del acoso sexual calleje­ro distinguimos a un hombre que por ser hombre se sentía con derecho a decirle algo a una mujer, y que ella no había pedido?»; planteó la por entonces la edil Eugenia Reales (Movimiento ADN). El debate abarcó grandes titulares y continúa aún abierto. Lo que a mediados del siglo XX era plenamente aceptado, hoy es ampliamente rechazado. ¿Cuáles son los límites entre la galantería y el acoso?
 

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