Verano 2021

El heladero más famoso de Cosquín, pasión y compromiso

Mientras vende helados, junta los envoltorios y la usa para armar ecoladrillos. Asegura que es una forma de enseñar a los más chicos.
lunes, 11 de enero de 2021 · 13:49

Juan Lesteyme es el heladero más famoso de Cosquín, no sólo por su look tan llamativo que concentra todas las miradas en el balneario La Toma, sino porque además, se dedica a juntar cada uno de los envoltorios de los helados que vende para colaborar con la limpieza del río. La basura que fue recolectando se transformó en ecoladrillos que guarda en su casa, con la expectativa de algún utilizarlas para construir paredes.

Vestido de payaso o haciendo sonar la campanita de su bicicleta, el paso de Juan es motivo de alegría de cientos de niñas y niños.

«También soy heladero en los barrios. Mis clientes son los niños y si bien no voy disfrazado a los barrios, el payaso que llevo dentro me acompaña. Me conozco el nombre de muchos niños en mi vuelta y los veo todas las siestas, menos los miércoles y sábados que son días de reunión. Yo soy Testigo de Jehová y esos días, construyo mi casa y mi espíritu. Mis clientes niños ya saben que esos días no voy, algunos saben que los considero días santos y otros no. Pero como saben que no voy, muchos me compran más helados y los guardan para tener el día que no voy», contó a El Diario.

«Me compré una campanita para la bici y cuando grito heladoooo, va sonando la campanita y los chicos ya saben que está llegando su heladero. Soy el clásico heladero del barrio»; agregó con orgullo.

Pero más allá de su oficio, Juan además da el ejemplo. «Cuando empecé a vender helados, salía con una bolsita como los otros heladeros y tiraba los papelitos de los helados ahí, y luego llevaba la bolsita a un tacho de basura. Luego empecé a ver botellas tiradas en el río, así que las iba juntando y las usaba para guardar la basura. Desde hace dos años, todos los días me llevo una botella llena de basura que saco del río. La verdad que es un buen ejemplo para los chicos y para los padres. La gente lo toma muy bien. Me felicitan por eso y les enseñan a través de la curiosidad a los hijos»; reconoció.

«No me lleva mucho tiempo, porque mientras guardo el cambio, ellos van sacando el envoltorio del helado y cuando me voy, me llevo los residuos»; completó. 

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