Sobreviven con la solidaridad de vecinos y turistas

Carlos Paz: Vivir debajo del puente, tres historias de vida

En plena pandemia, tres amigos hicieron de la calle su hogar.
martes, 26 de enero de 2021 · 13:54

Ismael David Moreno (53), Marcelo Alejandro Savela (52) y Juan Bautista (63) tienen una historia difícil, viven debajo de un puente en el centro de Carlos Paz y contaron a EL DIARIO cómo hacen para sobrevivir sin trabajo, en medio de la pandemia y gracias a la solidaridad de los vecinos.

Desde hace un mes, se instalaron debajo del Puente Cassaffousth y contaron por qué se encuentran en esta situación.

Ismael y Juan no tienen familia y están en la calle desde que tienen 9 y 12 años. Marcelo, en tanto, se separó hace unos 20 años y desde entonces comenzó a vivir de forma itinerante. Hasta unos 5 años, los tres se encontraban en las inmediaciones del Puente Mansilla y habitaban en una casita que habían armado con las cosas que encontraron en la calle y habían conseguido hasta una heladera. Sin embargo, llegó una creciente y perdieron lo poco que habían juntando.

Desde entonces, se ubican en diferentes puntos de la ciudad. En estos momentos, se encuentran debajo de un puente en pleno centro porque decidieron abandonar el sitio que ocupaban debajo de los módulos cloacales del Club de Pesca. «Vino gente de otros lados y se puso muy feo, generan problemas y nosotros queremos estar tranquilos»; contaron.

Durante los meses más duros de la cuarentena, recibieron asistencia del área de Desarrollo Social y fueron trasladados a un refugio en Carlos Paz Sierras donde conocieron a otras personas en su misma situación y accedieron a una ayuda económica que repartían entre ellos.

Pero al cabo de un tiempo, volvieron a la calle. Todos los días, se levantan a las cinco de la mañana y toman un mate cocido antes de salir a recorrer los establecimientos gastronómicos en búsqueda de sobras de comida. Más tarde, piden en los semáforos una colaboración de vecinos y turistas.

La calle se volvió su hogar y no conocen otra forma de vida. Si salen a buscar trabajo, con la edad que tienen, no lo consiguen y menos aún cuando cuentan que viven debajo de un puente o una plaza.

«No conocemos otra forma de vida, no es fácil para nosotros ser insertados en la sociedad. Nos venimos acá donde la gente no nos ve porque no queremos estar con  gente conflictiva que viene de otro lado»; aseguraron.

En medio de la pandemia, la situación se vuelve aún más complicada. «Nosotros a esta altura, ya no tenemos miedo a nada»; dijo Marcelo, quien se contagió de coronavirus y fue llevado a Villa Allende donde habitan sus hijos. Estuvo aislado 18 días y cuando se curó, volvió a la calle.

Recientemente y ante la llegada de nuevas crecientes, debieron buscar refugio en la superficie. «Los bomberos siempre vienen y nos lo piden de forma muy amable que salgamos hasta que pase la creciente, ellos nos cuidan y jamás nos maltrataron. Una vez que pasa volvemos acá a estar en paz»; concluyeron.

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