Todavía le cuesta caminar

La dramática historia del policía baleado en Carlos Paz

Desde hace más de un año, lucha por recuperar su vida y volver a prestar servicio.
miércoles, 13 de octubre de 2021 · 12:03

El 4 de octubre del 2020, un policía fue baleado por un adolescente en la zona sur de Carlos Paz. Fue en medio de un forcejeo durante un control por un hecho de robo. Tras varios meses de internación, cuatro meses postrado en silla de ruedas, el sargento Pablo Bustos aún no pudo volver a trabajar.

Bustos es oriundo de Salsacate, padre de una niña pequeña y fue herido con su propia arma reglamentaria. Luego de haber sido trasladado de urgencia hacia el Hospital Sayago, fue derivado hacia la Clínica Vélez Sársfield y allí permaneció internado.

Durante una entrevista concedida a EL DIARIO, habló de la lucha por su vida y cómo se esfuerza a diario para volver a prestar servicio en la fuerza de seguridad. «En líneas generales, ha sido un proceso complicado. No se sabía si iba a volver a caminar y gracias a Dios no fue así. Recuperé la movilidad de la pierna, pero todavía tengo inmóvil el pie por una lesión en los nervios. Tengo la esperanza de poder recuperarme y fue un proceso muy largo a nivel personal. Yo estaba acostumbrado a estar siempre en actividad por mi trabajo y estar parado, con todos los pensamientos que se te vienen a la cabeza, te origina un trauma. Pasé por tres cirugías, la segunda puntualmente fue muy complicada y estuve muchos días internado. Tenía mucho dolor y sufrimiento, pero siempre con fe y esperanza de poder recuperarme»; sostuvo.

«No estoy en actividad, estoy con licencia médica indeterminada. El neurólogo que me está tratando en la Clínica Vélez Sarsfield me dijo que es un proceso de alrededor dos años y medio. Por lo pronto, no puedo mover el pie y tengo que usar una férula para moverlo y caminar. Tengo una secuela en la parte intercostal que me ha quedado, por lo que no puedo agacharme ni flexionarme por el mismo impacto del proyectil»; añadió.

Sobre lo ocurrido aquella tarde en la calle Torricelli, contó: «Recuerdo que entró un llamado del 101 a la central, diciendo que dos menores habían sustraído una cartera a una señora en la zona del Puente Los Gigantes. Se hizo el operativo, nos indicaron para donde habían salido y fuimos hasta el lugar. Hablamos con la gente de la zona, los vecinos del barrio Los Algarrobos y dimos con dos sujetos que tenían las mismas características físicas y vestimenta. Los controlamos y al cabo de unos minutos, llegaron familiares y se descontroló todo. Hubo gritos, insultos hacia nosotros y lo que recuerdo fue un forcejeo con uno de ellos que se me vino encima para pegarme. Ahí fue cuando sentí el disparo, se me adormeció la pierna derecha y me caí al suelo. El chico con el que estaba forcejeando me pegó una patada en la cabeza y no recuerdo nada más. Creo que estos chicos están en sus casas, pero no les guardo resentimiento. Yo trato de recuperarme y trato de estar bien por mí, por mi familia, por mi hija. Entiendo que eran chicos jóvenes y en todo caso, debemos cuestionar a los padres que no supieron guiarlos por el buen camino. Hace algunos años, tuve una situación con la madre de uno de los implicados. Un chico nos paró y nos dijo que no encontraba a su madre y que tenía miedo que se quitara la vida, logramos dar con ella y evitamos que se suicidara. Las vueltas de la vida, hicieron que el día que pasó lo del disparo, la mujer estuviese presente. Era una de las personas que nos insultaban, la que más enojada estaba».

.«Agradezco mucho el apoyo de la fuerza, todos mis compañeros de la patrulla preventiva. Mi vida cambió por completo, mi día cambió y ahora vivo con muchas limitaciones para todo. Es un esfuerzo para compartir momentos con mi hija, con mi familia, se hace muy difícil todo. sé que tengo que salir adelante por ella. Es mucha la frustración, ya no puedo jugar con ella como antes, salir a caminar o acompañarla»; completó.

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