Murió Sabine Weiss, la última gran fotógrafa «humanista»

jueves, 30 de diciembre de 2021 · 11:33

Francia. La fotógrafa franco-suiza Sabine Weiss, considerada la última discípula de la escuela francesa humanista, murió el martes en su casa en París a los 97 años, informaron su familia y su equipo en un comunicado.


Nacida en Suiza en 1924, Weiss residía en París, donde tenía instalado su taller. Al igual que Doisneau, Boubat, Willy Ronis o Izis, Sabine Weiss inmortalizó la vida simple de la gente, sin alardes ni arrogancia. “Nunca consideré que hacía fotografía humanista. Una buena foto debe conmover, estar bien compuesta y desnuda”, dijo al diario La Croix.


Ganadora del premio de fotografía Women in Motion en 2020, Sabine Weiss ha protagonizado unas 160 exposiciones en todo el mundo.


Nacida como Weber el 23 de julio de 1924 en Saint-Gingolph, a orillas del lago de Ginebra, Sabine Weiss adquirió a la edad de 12 años su primera cámara con su dinero de bolsillo y aprendió el oficio a los 16 años en un famoso estudio de Ginebra. Llegó a París en 1946 y empezó a trabajar para el fotógrafo de moda Willy Maywald.


Pionera de la fotografía de posguerra, de formación ecléctica, y amante tanto del color como del blanco y negro, vio su carrera despegar en el París de los años cincuenta.


La artista trabajó en la fotografía de moda y publicidad para ganarse la vida aunque son sus poéticas imágenes en blanco y negro las que le dieron una fama internacional. Su obra fue objeto de una amplia retrospectiva en el Centro Pompidou de la capital francesa en 2018, llamada “Las ciudades, la calle, el otro” y que proponía una nueva lectura del trabajo de Weiss entre 1945-1960. El Pompidou quiso poner en valor la calidad compositiva de sus imágenes frente a quienes hasta ese momento se limitaban a definirla como una artista “sentimentalista”.


Artesana de la fotografía


“Desde el principio tuve que vivir de la fotografía, no era algo artístico”, dijo Weiss en una entrevista en 2014: “Era un oficio, yo era una artesana de la fotografía”. El año de su matrimonio, 1950, abrió su estudio en el distrito XVI; en el mismo periodo, Doisneau la presentó a Vogue y a la agencia Rapho (ahora Gamma-Rapho).


Empezó a frecuentar los círculos artísticos de la época, retratando a Stravinsky, Britten, Dubuffet, Léger o Giacometti. Trabajó para revistas de renombre como Newsweek, Time, Life, Esquire, o Paris-Match, y triunfó en varios registros: desde el reportaje (viajó mucho), a la publicidad, la moda, el espectáculo o la arquitectura.


De personalidad discreta y menos conocida por el gran público que otros fotógrafos de su época, esta mujer efervescente de poco más de metro y medio negaba haber sufrido "discriminación" como mujer.


De morgues a fotos de moda


Weiss recorrió incansablemente la capital francesa, en ocasiones con su marido, el pintor estadounidense Hugh Weiss, muchas veces de noche, para congelar momentos fugaces: trabajadores en acción, besos furtivos, idas y venidas en el metro... Con su cámara, decía, le gustaba capturar a los “mocosos”, los “mendigos” o las “sonrisitas” que se cruzaba en la calle.


“Por aquel entonces, la capital, por la noche, se cubría de una hermosa niebla”, recordaba. ”En fotografía he hecho de todo”, dijo en 2020. “Fui a morgues, a fábricas, fotografié gente rica, tomé fotos de moda... Pero lo que queda son solo las fotos que tomé solo para mí, sobre la marcha”, apuntó.


Prolífica y generosa, en 2017 legó unos 200.000 negativos y 7.000 hojas de contacto al Museo del Elíseo de Lausana, en Suiza. “No sé cuántas fotos tomé, de todas formas eso no significa mucho”.


Reconocida por su destreza con la fotografía en blanco y negro, Weiss acogió con satisfacción la llegada de las cámaras digitales, aunque no el advenimiento del selfi. “La gente ya no fotografía el mundo que le rodea, sino que se fotografía a sí misma. Dígale a la gente que tome fotos... de lo que le rodea. Dígales eso”, insistía.


Con información de AFP y efe

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