Hace 51 años reparte sus delicias a vecinos y turistas

Carlos Paz: La historia de Ramona, toda una vida vendiendo pastelitos

Tiene 10 hijos, 33 nietos y varios bisnietos y más de cinco décadas de venta ambulante.
jueves, 4 de febrero de 2021 · 08:04

Ramona Valdez tiene 79 años y lleva 51 años vendiendo pastelitos en distintos puntos de Carlos Paz. La mujer es oriunda de Cruz del Eje pero se radicó en la ciudad, según recuerda, cuando todavía era una pequeña villa turística, «de calles de tierra, grandes árboles y mucho campo». Tiene 10 hijos, 33 nietos y varios bisnietos y una vida dedicaba a la venta ambulante de pastelitos, una deliciosa tentación que cautiva a vecinos y turistas y que la volvieron famosa.

Ya no recorre los balnearios como así antes, pero sigue repartiendo sus exquisiteces desde una mesita y una silla que instaló sobre la costanera, en inmediaciones del Puente Uruguay, cerca del ingreso a los catamaranes. Todos los días, desde las 15 hasta las 21 hs, es posible encontrarla allí y probar sus recetas tradicionales, las que viene utilizando desde hace cinco décadas.

Sus creaciones no son sólo productos, son su sustento y su alimento. Cada pastelito lleva tiempo, esmero y dedicación para conquistar hasta el paladar más exigente y Ramona revela con orgullo que tiene clientes que le compran desde hace años. 

«Llegué a Carlos Paz en el año 1968 con mi hija mayor de apenas 2 meses. Hoy tengo 10 hijos, 33 nietos y bisnietos, pero ya perdí la cuenta. Enviudé de mi segundo marido hace ya unos 24 años y desde entonces estoy sola y luchando. Llegué a un lugar que era un pueblo todavía, mucho campo, todas sus calles de tierra y empecé a trabajar lavando ropa en hoteles y casas. Tuve que dejar por una cuestión de los nervios, que me tenía mal»; contó la mujer a EL DIARIO.

«Una familia que tenía una fábrica de fiambres, ya no recuerdo el apellido, me impulsó a que vendiera pastelitos. Me dijeron que con esto me iba a ir bien y me enseñaron a elaborarlos. Durante los primeros años, íbamos con un grupo de vecinos de Villa del Río a limpiar las costas antes de que comenzara la temporada para que los turistas pudiesen ir y nosotros así trabajar. Caminé las costas del río San Antonio durante muchísimos años, tuve una vida muy sacrificada. Durante el invierno, juntaba bronce, cobre, vidrio y vendía. Ahora ya soy jubilada, pero como tengo la mínima no me alcanza para vivir. Yo sigo trabajando y algunos de mis hijos hoy venden y otros son empleados»; sostuvo Ramona. 

«Como soy jubilada y cobro la mínima, tengo gastos en remedios que el PAMI no me cubre. Hasta hace unos meses, tenía la tarjeta social y no se por qué no me la dieron más. Yo vivo sobre la calle Río Negro con unas de mis hijas, por cuestiones de salud ya no puedo estar sola y necesito ayuda»; relató la vendedora ambulante más longeva de la ciudad.

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