Se le atribuyen poderes de sanación

El Cura Brochero y el poncho de los milagros

Durante un año estuvo sobre la urna que guarda los restos del santo argentino y es llevado a hospitales, clínicas y hogares de ancianos.
miércoles, 7 de abril de 2021 · 06:10

Un poncho que durante un año se impuso sobre la urna que guarda los restos del Cura Brochero, el primer santo argentino, es el protagonista de una historia que conmueve. Se trata de una reliquia de tercer grado que peregrina por distintos lugares de Villa Carlos Paz y se le atribuyen poderes sanadores y milagros.

Se trata de una prenda que tiene una imagen del cura gaucho y que, a pedido de personas enfermas y familiares de personas en situaciones críticas, se lleva a hogares, hospitales y clínicas de Córdoba. El encargado de cuidarlo es Darío, un hombre que se niega a recibir cualquier donación y que asegura: «El único propósito es brindar esperanza».

Desde un tiempo a esta parte, el poncho se ha convertido en un instrumento de Fe. «No se alquila ni se deja en ningún lado, es algo sagrado. Tampoco se deja mucho tiempo por el cuidado y el respeto que merece, a veces en un día me lo piden diez personas»; contó Darío a EL DIARIO, quien se puso en campaña para colocar una escultura del Cura Brochero en Carlos Paz.

«Años anteriores, lo llevaba a las clínicas. Lo llevábamos a la mañana y lo retirábamos a la tarde, para que la familia se lo imponga a la persona enferma, realice las oraciones y luego el poncho siga peregrinando. Este último tiempo, con lo del Covid, mucha gente comenzó a pedirlo por problemas respiratorios. En ese caso, lo llevan a la casa del enfermo y realizan las oraciones. Es cuestión de fe, muchas veces no es necesario tocarlos sino sentirse acompañados»; destacó.

Consultado sobre las sorprendentes curaciones que se le atribuyen al poncho, Darío expresó: «Recuerdo un chico que fue atropellado en una carrera de caballos. Era gasista y bailaba en una academia, se le quebró la cadera. Le dijeron que no podría volver a bailar y hoy está nuevamente bailando. El último caso fue el de mi padre. Él sufrió un ACV, el pronóstico no era bueno y estaba muy complicado. Tenía afectado el cerebro y comprometidos los órganos, nos decían que si salía, lo haría en silla de ruedas. El día que fui con el poncho, mi papá estaba sentado y a los cinco días, salió caminando».

En los próximos días, se confirmará la fecha y horario de una misa en una parroquia carlospacense dónde un sacerdote hará imposición del poncho a quienes más lo necesiten.

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