Esfuerzo, trabajo y el sueño de la casa propia

Así se vive en el barrio más pobre de Carlos Paz

Se trata de las familias que habitan en cercanías del barrio Colinas y luchan por mejorar sus vidas.
viernes, 2 de julio de 2021 · 11:41

El Barrio Esperanza se encuentra en la zona oeste y es el asentamiento más joven que tiene la ciudad de Villa Carlos Paz. Más de cincuenta familias poblaron un espacio de cinco hectáreas cercano a Colinas y allí comenzaron a levantar sus hogares. Muchos de estos vecinos fueron engañados y desconocían que algunas de las tierras tenían propietarios.

Sin embargo, con la intermediación del centro vecinal de Colinas, se alcanzó un acuerdo con las dueñas de los terrenos y comenzó un proceso de urbanización que podría completarse en el transcurso de este año.

Las familias se comprometieron a comprar las tierras (de acuerdo a sus posibilidades), se avanza en un loteo y se encararon gestiones para que la zona cuente formalmente con servicio de agua y energía eléctrica.

El lugar cuenta con espacio para unas 90 familias y actualmente, viven alrededor de la mitad. Algunos viven de «changas» en la construcción, otros son vendedores ambulantes y se trata de personas trabajadoras, quienes mandan sus hijos al colegio y luchan por cumplir el sueño de la casa propia.

A lo largo de los años, muchas se asentaron en la zona luego de haber pagado a personas que los estafaron y que hoy son investigados por la justicia en una causa por venta irregular de tierras. Hoy quien recorre el barrio puede observar que gran parte del asentamiento tiene sus casas construidas de materiales y las familias, con esfuerzo, han tratado de ir mejorando sus vidas.

«Para nosotros es un sueño hecho realidad. Antes vivíamos con el miedo de perder todo el fruto de nuestro esfuerzo. Ahora ese miedo ya no está, podemos soñar con vivir todos los días un poquito mejor y ayudando a las propietarias del campo»; manifestó Carlos García, vecino del Barrio Esperanza.

«Acá era tierra de nadie, se vendían terrenos y era cualquier cosa. Así fue hasta que llegó el centro vecinal con Gigena a la cabeza y puso orden. Se terminó la venta de terrenos y se empezaron a solucionar muchas cosas»; contó Andrés Álvarez.

Horacio Gigena fue presidente del centro vecinal de Colinas y expresó a EL DIARIO: «En el 2017, comenzamos a trabajar con la gente del barrio y nos encontramos con la situación de estas veinte familias que habían sido estafadas y estaban imputadas en un juicio de desalojo. Se encontraban ubicados sobre un campo y había propietarias que tenían un derecho legítimo sobre esa tierra. Estas familias fueron engañadas por personas que les vendieron el terreno jugando con su necesidad, esas personas hoy están procesadas en la justicia y esperemos que estén presas en algún momento, porque son delincuentes».

«Esa gente tenia que tener la oportunidad de tener su techo y estaban dispuestos a pagar por las tierras donde estaban.
 Empezamos una negociación con las dueñas, yo fui intermediario sin estar a favor de ninguna de las partes y el objetivo era solucionar la problemática. Tanto para el privado como para las familias. Siempre buscamos que las familias pudieran tener su hogar, evitando el desalojo pero pagando lo que corresponde por la tierra, nada regalado y las propietarias no perdieran sus tierras, si no que pudieran capitalizarlas y encontrar un problema a la usurpación en el resto de su campo»; destacó. 

«Después de muchos años, llegamos a un acuerdo, paramos el desalojo y se detuvo el flagelo de la usurpación en el resto del campo de las propietarias. Planteamos que la zona debía ser urbanizada y que accedieran a los servicios esenciales, porque no cuentan con ninguna prestación de manera formal. Se armó el proyecto de loteo, el proceso de mensura llegó a su fin y ahora, el pago y las cuotas se tienen que adecuar a la situación de las familias. El plan de urbanización comenzará una vez que esté terminado el proceso de mensura. Se debe gestionar la llegada del agua, los caños troncales ya están. En lo que respecta a la luz, hasta que la calle no sea reconocida como calle pública, no pueden ingresar las cuadrillas de EPEC porque figura como privado. Son personas que lo único que quieren es tener su casa»; añadió Gigena.

«Hay que terminar con el flagelo de la usurpación y los delincuentes en el negocio de la venta ilegítima de terrenos, los privados tienen que tener la seguridad del control de sus tierras. La necesidad de vivienda es enorme, la gente necesita un techo, muchos ya no tienen para pagar un alquiler y necesitan que el Estado en sus diferentes niveles dignifiquen, con políticas integrales de vivienda»; completó.

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