El coronavirus también afectó la salud mental de los no infectados

lunes, 7 de marzo de 2022 · 01:47

EE.UU. La pérdida de memoria, la niebla mental, el cansancio y la dificultad para concentrarse pueden ser síntomas de COVID prolongado. Sin embargo, los científicos creen que las personas que no han tenido coronavirus también sufren mayor cansancio, problemas para tomar decisiones y falta de concentración debido a la pandemia.


Los expertos señalan que la incertidumbre, la falta prolongada de contacto social y la interrupción de las rutinas han afectado la salud mental y moldeado un “cerebro pandémico”.


Una nueva investigación demostró que las alteraciones en el estilo de vida durante la pandemia de COVID-19 pueden haber desencadenado una inflamación en el cerebro que contribuye a la fatiga, las dificultades de concentración y la depresión, incluso para aquellos que nunca se infectaron con el SARS-CoV-2.


El estudio, que fue realizado por un equipo dirigido por investigadores del Hospital General de Massachusetts, se publicó en la revista especializada Brain, Behavior, and Immunity.


Además de provocar 440 millones de contagios y casi 6 millones de muertes en todo el mundo, la pandemia de COVID-19 ha causado importantes trastornos sociales y económicos que han afectado la vida de la población mundial de múltiples maneras.


Además, desde el comienzo de la pandemia, la gravedad y la prevalencia de los síntomas de angustia psicológica, fatiga, confusión mental y otras afecciones han aumentado considerablemente, incluso entre las personas que no están infectadas con el SARS-CoV-2.


Para obtener una mejor comprensión de los efectos del pandemia de coronavirus en el cerebro y la salud mental, los investigadores analizaron datos de imágenes cerebrales, realizaron pruebas de comportamiento y recolectaron muestras de sangre de múltiples voluntarios no infectados: 57 antes y 15 después de que se implementaran las medidas de confinamiento estricto. establecidas en varios países para limitar la movilidad así frenar la propagación del coronavirus.


Después de los confinamientos, los participantes del estudio demostraron niveles cerebrales elevados de dos marcadores de neuroinflamación: la proteína translocadora (medida mediante tomografía por emisión de positrones) y el mioinositol (medido mediante espectroscopia de resonancia magnética), en comparación con los participantes previos al confinamiento.


Los niveles en sangre de otros dos marcadores inflamatorios (la interleucina-16 y la proteína quimioatrayente de monocitos-1) también se elevaron en los participantes posteriores al confinamiento, aunque en menor medida.


Los participantes que informaron una mayor carga de síntomas relacionados con el estado de ánimo y la fatiga mental y física mostraron niveles más altos de proteína translocadora en ciertas regiones del cerebro, en comparación con los que informaron pocos o ningún síntoma. Además, los niveles más altos de proteína translocadora posteriores al confinamiento se correlacionaron con la expresión de varios genes implicados en funciones inmunitarias.

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