Los relatos de pacientes y familiares

Se suman más testimonios de maltrato en la clínica de Carlos Paz

Una joven asegura que después de una cesárea la dejaron aislada y que durante dos días no le llevaron ni agua.
martes, 5 de abril de 2022 · 18:30

El 13 de enero del 2022, Daiana Galo fue internada en el Sanatorio Privado Punilla de Villa Carlos Paz para tener a su segundo hijo por cesárea. La joven de 29 años de edad, oriunda de Tanti, asegura que vivió un verdadero calvario, que recibió maltrato de parte del personal médico y que la dejaron abandonada durante los días que debieron aislarla por haber dado positivo de Covid.

Según relató, se prohibió el ingreso de todo familiar y no contaba con ayuda para cambiar a su bebé ni levantarse al baño.

Daiana contó a EL DIARO: «Me controlé todo el embarazo en la clínica y el último estudio, dio que debía ir a cesárea por la mala posición del bebé. Me piden el test rápido, yo había tenido Covid y estaba de alta, pero volvió a darme positivo. Me hicieron esperar afuera al rayo del sol durante más de una hora y cuando me hicieron pasar, a mi marido lo dejaron afuera. Fui a cesárea sola y me dejaron aislada, le dijeron que no podía vernos hasta que tuviera el alta. Me largué a llorar y me dicen: ´no llores que no vas a lograr nada´. Después de la cesárea, pedí que le avisen a mi marido y no le dijeron nada durante tres horas. Él preguntaba y le decían que no le podían dar información».

«En la pieza me dejaron sola y me cerraron la puerta, me dejaron con un timbre que no funcionaba y desde las dos hasta las ocho de la noche no vino nadie a verme. Tampoco me ayudaron a cambiar al bebé y cuando llegaron y pedí que me ayudaran, me dijeron que era la primera y última vez que lo hacían. A la noche, como pude, me levanté para ir al baño y cambiar al bebé, pero no me pude bañar en esos dos días. Pedí un calmante al otro día, me lo trajeron y me dijeron que no tenían agua y que aguantara hasta el mediodía para tomarlo. Cuando traían la comida, tampoco me daban agua. Mi marido me dejó agua en la mesa de entrada y tampoco me la llevaron»; denunció la joven.

«Cuando mi marido llamó al ginecólogo, éste le respondió que el teléfono era para trabajar y no lo molestara. Al frente de mi habitación, había un abuelo que gritaba, lloraba y pedía agua. Él les decía a las enfermeras que lo iban a matar y ellas le decían: ´vos nos vas a matar, viejo de mierda´ y se iban»; completó.

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