7 de Junio

Día del Periodista: nuevos desafíos y el compromiso de siempre

martes, 7 de junio de 2022 · 10:18

Descripto como el oficio más lindo del mundo por Gabriel García Márquez, que siempre antepuso su condición de cronista a la de escritor, el periodismo celebra su día en una etapa de profundos cambios que abarcan desde nuevos formatos, hasta distintas modalidades de trabajo y áreas de cobertura extendidas, tratando de abrevar en principios que se pretenden inalterables, en un universo que no para de transformarse.

La fecha del 7 de junio conmemora la aparición de “La Gazeta”, el periódico fundado por Mariano Moreno en 1810, y proporciona la primera pista acerca de la necesidad que venía a cubrir; la difusión de la actividad del primer gobierno patrio.

Es que la historia del periodismo está indisolublemente unida a la de los acontecimientos que retrata, siguiendo la obligación de oficiar de nexo entre los hechos y el público. En Córdoba, fue Juan Bautista Bustos, el primer gobernador constitucional, quien tempranamente adoptó decisiones vinculadas a la prensa y a la necesidad de difundir los actos de su administración.

Bustos fue elegido el 21 de marzo de 1820. El historiador Roberto Ferrero aseguró que «realizó una administración progresista e ilustrada de dimensiones civilizatorias notables, dada la época convulsionada en que vivía». Para graficar el progresismo de Bustos, destacó entre sus primeras medidas «la adquisición y donación a la Universidad de Córdoba de la segunda imprenta».

El primer taller de impresión se había establecido en 1765 en el Colegio Convictorio Nuestra Señora del Monserrat, pero la prensa fue prácticamente abandonada después de la expulsión de los jesuitas en 1767.

“La imprenta reprime al despotismo, sostiene la libertad, y es el único camino de propagar las luces”, sostuvo Bustos en la proclama a través de la cual convocaba a reunir los fondos para su adquisición. Pablo Cabrera narró las alternativas de la llegada de la imprenta y aclaró que aún antes de recibirla, “Bustos la puso a disposición de la Universidad”.

“Así pudo el doctor Elías Bedoya, comisionado al efecto, adquirir de don Juan Nepomuseno Álvarez, y enviar inmediatamente al gobierno la imprenta más rica que había en Buenos Aires y Montevideo. El cargamento, que ocupaba tres carretas, llegó a Córdoba a fines de octubre de 1823, justamente con el criollo Joaquín Rodríguez, quien resulta ser el fundador del gremio, contratado por 30 pesos mensuales para desarrollar todas las funciones relativas a la imprenta y enseñar a los individuos que el gobierno tuviese a bien destinar a este ejercicio”.

En los grandes acontecimientos que vivió Córdoba a lo largo de su rica historia, siempre hubo algún periodista dispuesto a reflejarlos. Muchos asumieron el simple rol de cronistas de su tiempo, pero otros tuvieron una intervención destacada. Córdoba tiene una página ganada en la cronología del siglo XX por la Reforma Universitaria, cuyo Manifiesto Liminar fue redactado por Deodoro Roca, el dirigente que era abogado y periodista y dejó para la posteridad una pieza que es orgullo de la Provincia.

De su convicción y su talento nació el escrito que aún hoy, reivindican todos los universitarios.

“Hombres de una república libre, acabamos de romper la última cadena que en pleno siglo XX nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”.

Alimentar la memoria

Córdoba ganó las portadas de medios de todo el país y el mundo con los sucesos del 29 de mayo de 1969. El Cordobazo, la insurrección sindical y estudiantil contra la dictadura de Onganía transformó a la capital de la provincia en el foco de interés de todo el continente. Sin la tecnología actual que devora distancias y derriba cualquier clase de límite geográfico, el periodismo local puso el cuerpo, la inventiva y el coraje indispensables para dejar constancia de un episodio que figura entre los más comentados del siglo pasado.

Los archivos de algunos canales todavía guardan películas de la revuelta; manifestantes enfrentando a la policía, las columnas de humo elevándose al cielo y las corridas, la ciudad enarbolando su perfil rebelde y la prensa intentando dar testimonio.

Protagonistas de aquella jornada recuerdan todavía la cobertura de un joven periodista, Sergio Villarroel, que fue uno de los que más pantalla tuvo en esas horas, explicó para el país lo que estaba ocurriendo en su ciudad y al final se quedó a trabajar en Buenos Aires.

En este siglo el periodismo tuvo un rol trascendente actuando como caja de resonancia de los juicios por delitos de lesa humanidad que se tramitaron en los tribunales federales de Córdoba, por los que pasaron casi mil personas entre testigos y sobrevivientes.

La denominada Megacausa aglutinó 21 expedientes por acumulación de hechos en los centros clandestinos La Perla, Campo de la Ribera, el Departamento de Informaciones conocido como D2 y la Penitenciaria San Martín. Se investigaron crímenes perpetrados por el Ejército y la Policía a partir de 1975. Las tres causas de mayor importancia fueron la Mackentor, la Díaz y la referida al Comando Libertadores de América.

Una docena de periodistas siguieron cada una de esas audiencias en las que se examinó a conciencia el período más oscuro de la historia contemporánea de Córdoba, para informarle al resto de la sociedad el infortunio de las víctimas y la sanción a los represores. Su labor constituyó un auténtico homenaje al oficio en los días del proceso judicial y se agigantará con el paso del tiempo cuando haya necesidad de que las nuevas generaciones conozcan lo vivido.

“La memoria está asegurada” sostuvo al final del juicio, Emi Villares D’Ambra, una de las fundadoras de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba. Pensada o espontánea, la afirmación constituye el mejor homenaje a la tarea de los periodistas que cumplieron con la tarea de informar.

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