«La Niña», uno de los fenómenos que deja sin agua a las sierras
El fenómeno "La Niña" es parte del fenómeno climático conocido como El Niño-La Niña, que es un patrón climático que se desarrolla en la región del Pacífico ecuatorial desde hace 3 años.
Mientras que El Niño se caracteriza por temperaturas del mar más cálidas de lo normal en esa región, La Niña se caracteriza por temperaturas del mar más frías de lo normal.
En términos generales, La Niña provoca cambios climáticos en diversas partes del mundo. Algunos de los efectos asociados con La Niña incluyen cambios en las precipitaciones. La Niña tiende a estar asociada con un aumento en las lluvias en algunas regiones y una disminución en otras.
Por ejemplo, puede haber lluvias intensas en ciertas áreas, como el oeste de América del Sur, Indonesia, y Australia, mientras que otras regiones, como partes de África y el suroeste de los Estados Unidos, pueden experimentar condiciones más secas.
La Niña puede aumentar la actividad de los ciclones tropicales en algunas partes del mundo, como en el Pacífico occidental.
Además en algunas áreas, La Niña puede estar asociada con temperaturas más frías de lo normal.
Estos efectos varían según la intensidad de La Niña y las interacciones con otros patrones climáticos regionales. Es importante destacar que El Niño y La Niña son fenómenos opuestos, y ambos pueden tener impactos significativos en el clima global. Los científicos monitorean estos patrones para comprender mejor su evolución y sus posibles impactos en el clima.
Otros factores
Además de los fenómenos climáticos como La Niña, otros factores humanos y ambientales contribuyen significativamente a la escasez de agua en diferentes regiones. La deforestación, al reducir la capacidad de los bosques para retener agua y proteger el suelo, amplifica la vulnerabilidad a la sequía.
Los incendios de grandes extensiones de monte nativo no solo destruyen ecosistemas críticos, sino que también afectan el ciclo del agua y aumentan el riesgo de erosión y pérdida de nutrientes del suelo. Asimismo, el uso indebido del agua, ya sea a través de prácticas agrícolas no sostenibles o la sobreexplotación de acuíferos, contribuye al agotamiento de los recursos hídricos.
Estos factores, combinados con fenómenos climáticos, subrayan la importancia de abordar múltiples aspectos para gestionar eficazmente la disponibilidad de agua y promover la sostenibilidad de los ecosistemas.