El escritor y periodista dio una semblanza del bandido rural

Pedro Solans: «La historia de Isidro Velázquez es muy rica en amores, muertes y locuras»

Lo hizo en la emisora LT9 de Santa Fe, en el programa "Entre mate y mate".
domingo, 5 de febrero de 2023 · 22:44

El periodista y escritor Pedro Jorge Solans recordó en la emisora LT9 de Santa Fe, en el programa "Entre mate y mate", la figura de Isidro Velázquez, personaje que plasmó en su obra "Isidro Velázquez, el último bandido rural" (2010).
 

"Acompañado por Vicente Gauna en sus andanzas ha sembrado una vida diferente en el Chaco de los años ' 60, este hombre fue injustamente perseguido en su momento", comentó. Además destacó que "es una historia muy rica en amores, muertes, pasiones y locuras".
 

Isidro Velázquez (izquierda) y Vicente Gauna


 

Y agregó: "desafió al Estado, a las fuerzas policiales, se hizo muy amigo de las sociedades marginales, como los cosecheros, o los qom y los matacos, pueblos originarios. Dejó una historia que había que contarla. Porque lo único que se conocía era la acusación de que era un delincuente".
 

Ante la consulta sobre los casos de inseguridad actual y el contrasentido de hablar de un bandido, Solans aseveró: "No es una contradicción por que en el caso de los bandidos rurales no eran ladrones comunes, eran bandidos que no estaban constantemente generando zozobra en los pueblos, eran bandidos que ponían en jaque al poder fáctico que constantemente existe y no se revela como tal. Nunca robó a un vecino, a un trabajador, a un laburante, ni salió embebido en sustancias tóxicas para romper límites".

 


 

"Era uno nuestro, un desacatado a lo establecido por la injusticia. Hoy nosotros cuando hablamos de seguridad nos olvidamos que no tenemos justicia y que no tiene la balanza equilibrada cuando dicta órdenes y se enceguece con otras que tiene que ordenar. Este hombre se rebelaba ante los abusos policiales y los poderes económicos que juzgaban en ese momento a la gente más vulnerable".
 


 

"Vivían 100 ó 200 familias que llevaban los colonos a las cosechas a verdaderas taperas, donde la vida no era de escasez sino que era inhumana. Dormían en una pieza debajo de un pedazo de chapa y comían lo que el patrón les daba. El Chaco era la tierra prometida de los cosecheros correntinos, santiagueños, pensando que se volvían con una platita y resulta que se volvían de casualidad con una olla que habían pagado cinco veces más y una radio a transistores".

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