Brilla cada noche en la peatonal

Creció en un circo y es uno de los payasos más queridos de Carlos Paz

«Yiyo» es un personaje tradicional de la ciudad y regala sonrisas a grandes y chicos.
martes, 16 de enero de 2024 · 10:03

Históricamente, la peatonal de Carlos Paz ha sido uno de los puntos elegidos por los artistas para mostrar sus talentos. Hay quienes salen a las calles a promocionar sus obras de teatro y otros que viven de sus espectáculos callejeros. «El Payaso Yiyo» lleva mas de 30 años en el ejercicio de hacer sonreír a grandes y chicos. Creció en un circo, tuvo una vida nómade y desde fines de la década del ochenta, anima cada verano en la ciudad.

Se llama Marcelo Aimone, tiene 54 años y nació en la Provincia de Misiones. Su padre era mago y su madre la asistente: Populis y Silvia. Tiene cuatro hermanos y creció dentro de una carpa viajando constantemente de pueblo en pueblo.

En una entrevista concedida a El Diario, contó: «Llegué a Córdoba cuando tenía unos 18 años y crecí en el circo junto a mis hermanos. Cuando se vendió, me vine para Córdoba en el año 1989 y empecé a trabajar acá ininterrumpidamente. No recuerdo bien la fecha, pero debe haber sido por ahí. He vivido buenas temporadas y otras que han sido duras y hubo que ponerle el pecho. He tenido posibilidades de ir a Mar del Plata y a otras zonas turísticas, pero siempre aposté a Carlos Paz. Nunca me fui a ningún lado que no sea Carlos Paz, mientras haya chicos, los payasos siempre vamos a estar».

«La realidad está difícil, sabemos la situación y lo que cuesta todo, pero uno ya tiene algunos años y más o menos sabemos cómo pilotearla, cómo llevarle una sonrisa, un chiste, hacer un poquito de amistad con los niños y los padres. Es un trabajo muy normal, pasa el chico, lo saludo, le hago un chiste y se lleva su globo. A veces pasa algún artista y me piden fotos también»; añadió.

Marcelo viene de familia de artistas, su padre era mago y pasó su infancia en el circo. «Somos cinco hermanos y hay malabaristas, mi hermana es contorsionista y todos nos dedicamos al circo. Para quien está acostumbrado es una vida linda, en cuestiones de educación solo hice hasta el tercer grado porque costaba mucho ir a la escuela. Estamos hablando de otro época, hace más de 30 años y pasábamos de un pueblo a otro y no había posibilidad de tener Internet y aprender online. No íbamos a ciudades, íbamos a pueblos y era mucho mas lindo. Conocí el país de punta en punta»; recordó.

«En aquel entonces, el circo iba con casillas rodantes y era una vida nómade. Ayer pasé por el circo de Flavio Mendoza y no veo que tenga las casillas donde la gente vive. Me parece que el circo ha cambiado también. Creo que no existe ese espíritu cirquense de antes, incluso no usan ropa de circo. Se ha perdido mucho, era una vida más sacrificada también. Recuerdo miles de anécdotas de lugares donde llegábamos, armamos la carpa y se venía una tormenta que te volaba todo»; completó.

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