La fiesta argentina en Monza

Un carlospacense vivió la revolución de Colapinto en la Fórmula 1

Fue de vacaciones con su padre y termino cumpliendo un sueño.
miércoles, 4 de septiembre de 2024 · 11:36

El debut de Franco Colapinto desató una verdadera revolución en la Fórmula 1 y hubo un carlospacense que fue testigo de un día histórico: la vuelta de un piloto argentino a la máxima competencia del automovilismo mundial. Federico Krypner es vecino de Carlos Paz y pudo atestiguar lo que vivió en el Gran Premio de Italia.

Ocurrió el domingo pasado, un fenómeno que cuesta explicar con palabras. Los hinchas argentinos, caracterizados como los más apasionados del mundo, coparon el Autódromo de Monza para acompañar a uno de los suyos. Uno que había llegado a lo más alto y soñaba en grande. Desde adentro del circuito, cerca de los cientos de fanáticos que cantaban, gritaban y movían sus banderas celestes y blancas, se encontraba Krypner, un especialista en fotografía y video con drones, que más de una vez colaboró con EL DIARIO en diversas coberturas.

En medio de la locura que sorprendió hasta a los mecánicos de la escudería Williams, Krypner contó a este medio: «Se me dio por los trabajos que hago yo en Argentina con el Rally Argentina y Ruta 40. Tenía entradas para ver la Fórmula 1 con mi papá, estábamos los dos de vacaciones y le mandé un mensaje a la persona con que trabajo para agradecerle. Ahí me respondió: «Fede, vas a trabajar». Yo hacía todo lo que es cámara, fue una locura. Se dio así porque al estar un argentino en F1, necesitaban otro camarógrafo».

En sus redes sociales, Fede relató la experiencia vivida: «Cómo explicar que no solamente cumplí un sueño, sino que pude trabajar en eso. ¿Qué fue lo que tuve que hacer? Creo que no hay mucha explicación, más que decir que cuando uno busca algo y va por ello las cosas llegan, tarde o temprano llegan. Y lo mejor y más increíble de todo, es que tuve el honor de ver Franco Colapinto por primera vez en F1. No se imaginan la humildad de él, lo crucé varias veces, charlamos unas palabras, vino a dar una nota a un móvil que ni estaba obligado a hacerla, el sábado nos cruzamos y el pibe me saludó, nos dimos la mano. Es zarpado que un pibe nos esté representando de esa manera, siendo tan educado y humilde, realmente merece todo lo mejor».

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