Giro en el caso Andrea Castana: Ahora la investigación apunta a un violador serial

Tras un informe que publicó El Diario el pasado 11 de marzo, la fiscal general adjunta de la Provincia de Córdoba, Alejandra Hillman, ordenó cambiar la línea investigativa y cree que un violador serial sería el asesino de Andrea Castana, la joven violada y asesinada en marzo de 2015 en el Cerro de la Cruz de Carlos Paz.
lunes, 16 de abril de 2018 · 10:50

Carlos Paz. Tras un informe que publicó El Diario el pasado 11 de marzo, la fiscal general adjunta de la Provincia de Córdoba, Alejandra Hillman, ordenó cambiar la línea investigativa y cree que un violador serial sería el asesino de Andrea Castana, la joven violada y asesinada en marzo de 2015 en el Cerro de la Cruz de Carlos Paz. La funcionaria ordenó localizar a Octavio López, un vecino que encontró en el año 1996 –cerca del sitio donde hallaron a Castana- el cadáver de una mujer asesinada y cubierta debajo de piedras. También se solicitó un listado de todos los policías que actuaron en aquel caso para que hagan su aporte y sumaron dos investigadores.

Los sabuesos apuntan ahora a un violador serial que habría actuado en el Cerro de la Cruz décadas atrás y que habría abusado al menos de cinco mujeres.

En su edición del 11 de abril de 1996, EL DIARIO publicó: «El 6 de abril de 1996, un hombre que buscaba peperina encontró un esqueleto completo de una joven mujer cubierta prolijamente por pesadas piedras y tapada con gruesas ramas perfectamente cortadas aparentemente con un filoso cuchillo. El cadáver tenía signos de haber sido comido por alimañas». En su momento los investigadores señalaron que el cuerpo dataría de unos cinco meses en el lugar, al tiempo que luego se supo que tenía signos de haber sido violada y asesinada con mecánica manual. Un detalle curioso es que el testigo ocular y autor del hallazgo, Octavio López, señaló en aquella oportunidad: «Cuando lo empezamos a destapar con la policía, había un cordón de piedras bastante alto en la parte que colgaba de la loma. De atrás lo han tirado y tapado con piedras. Después le han sacado la campera y tapado la cara, pero no tenía ni una blusa y la ropa interior estaba amontonada».

Durante el mes de marzo, y tras la publicación de la investigación, la Fiscal General Adjunta (a quien le derivaron la investigación que comenzó el titular de la Fiscalía de Segundo Turno de Carlos Paz, Ricardo Mazzuchi) decidió replantear el caso y asumió la hipótesis de que Andrea podría haber sido víctima de un asesino serial: una teoría que nunca se investigó hasta ahora.

En ese contexto, un ex integrante de la fuerza policial (hoy jubilado) habría aportado un dato significativo que no pudo ser corroborado por este medio y dijo que, durante el año 2002, una joven que escalaba el cerro, fue sorprendida y violada por un hombre, cuyas características físicas y modus operandi, coincidiría con el violador que sorprendió a una joven de La Quinta en 2009, y en 2011, a una periodista de Buenos Aires ligada hoy al gobierno de Mauricio Macri.


Un crimen que todavía nos duele

Andrea Castana era una joven de 35 años, mamá de dos hijos. Tenía sus sueños intactos y una serie de proyectos que jamás pudo concretar. Tras dejar a sus hijos en la puerta del Instituto Remedios de Escalada de San Martín, ubicada al final de la Avenida Estrada, decidió subir al Cerro de la Cruz. Tras hacer cima, se tomó una «selfie» que se convertiría en su última foto en vida y comenzó el descenso. A poco de transitar por el sendero que serpentea la pendiente, se cruzó con una persona que conocía: Un periodista de una reconocida radio local a quien saludó amablemente sin interrumpir su marcha. No pasó más de un minuto, cuando el periodista oyó el desgarrador grito de la joven.

Andrea fue sorprendida por el asesino quien la ultrajó, la mató con sus propias manos y luego sepultó su cuerpo prolijamente bajo una pirca de piedras. Fue descubierto dos días después de aquel miércoles 11 de marzo de 2015 por los vecinos que rastrillaban el cerro para dar con su paradero.  ¿Acaso la mataron porque reconoció a su agresor? ¿La eligieron al azar o la seguían? ¿El asesino planificó todo al detalle? Los interrogantes son numerosos y la justicia espera echar luz sobre el caso siguiendo las nuevas líneas investigativas.

El brutal asesinato de Andrea Castana y las interminables horas de angustia que se vivieron hasta dar con su cuerpo, fueron una bisagra en la sociedad en su conjunto. A tres años y un mes del crimen, se espera el resultado de 13 exámenes de ADN que se hicieron en un laboratorio de Entre Ríos y que revelarían el perfil exacto del asesino.


Las cosas de Andrea que nunca aparecieron

Andrea Castana era fanática de las pulseras y siempre bromeaba con sus familiares y decía que las usaría hasta el día de su muerte. Algunas las tenía desde su adolescencia y no se las podía sacar porque no pasaban por la muñeca de su brazo. El día de su muerte, todas esas pulseras metálicas fueron arrancadas del cuerpo y no se las encontró nunca más. El mismo destino tuvieron unos aretes que había adquirido hacia poco atrás y tampoco se encontró su celular.


Lunes de reunión

Hoy por la mañana y como todos los lunes, la fiscal Alejandra Hillman llegará a Carlos Paz para reunirse con sus sabuesos, entre ellos, dos mujeres que han comenzado a recorrer las calles de la ciudad buscando esclarecer algunas dudas que pueden ser claves para el avance de la causa. Entre dientes, algunos de ellos se atreven a aventurar que están cerca y que antes de fin de año, podrán atrapar el autor del crimen más impactante en la historia carlospacense.

Lo cierto que hasta ahora el expediente ya sumo 16 cuerpos de unas 200 páginas cada una (más de tres mil hojas) y además de las autopsias suma unos 124 perfiles de ADN (todos con resultado negativo) peritajes planimétricos, telefónicos, 174 testimonios y 19 allanamientos.


Crónica de un hallazgo espejo

En 1996 y según consta en los archivos de EL DIARIO, un buscador y recolector de peperina encontró, cerca del sitio donde apareció el cuerpo de Andrea Castana, el cadáver de una mujer joven (entre 16 y 28 años de edad) que se hallaba sepultado debajo de una pirca de piedras.

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