La trama oculta detrás del horror: violencia, silencios y muerte

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Una historia de horror, violencia y muerte se vivió ayer en el norte de Punilla, cuando un padre atacó brutalmente a sus propios hijos en supuesta venganza por la decisión de su ex pareja de rehacer su vida lejos de él. El hecho se registró en Capilla del Monte y dejó a un niño de 10 años fallecido y su hermanita, de 6 años, internada en grave estado en la ciudad de Córdoba. El agresor es un hombre de 39 años a quien todos consideraban «un buen vecino».

«Mamá por favor, atendele las llamadas a papá»; le dijo Thiago (10) a su mamá, Brenda Moyano. Fue algunos minutos antes de que Javier Reyna, tomara un cuchillo y lo apuñalara en el pecho provocándole la muerte y luego agrediera de igual manera a su hija menor, Priscila, aunque sin lograr matarla.

La justicia considera que se trató de un «femicidio transversal», un delito cometido por aquellos que eligen atacar a personas con el único fin de dañar a otras. 

Brenda Moyano, mujer de origen humilde, puso fin a una tormentosa relación mudándose a Chilecito (La Rioja). Allí intentó reconstruirse luego de haber padecido varias golpizas y maltratos durante 11 años de convivencia con el padre de sus hijos. Nunca lo denunció, por miedo y porque no quería que sus hijos crecieran sin él. 

En silencio, como pudo, ella soportó la ira de su esposo en una vida marcada por el calvario y la tortura física y psicológica. «Tenía miedo de que me hiciera algo a mí, no a mis hijos», confesó Brenda, devastada por el ataque contra sus hijos. 

«Él me decía que le diera otra oportunidad, y le dije que no, porque primero teníamos que arreglarlo con terapia. Se acercó hoy al camión donde hace el reparto y dijo que quería hablar conmigo. Le dije que sí, pero que, en la casa de mi mamá, para sentirme más segura», aseguró la mujer, quien agregó: «luego me llegó una foto del nene todo cortado».

Esta mañana la doctora Paula Kelm de la Fiscalía de Cosquín, confirmó que Reyna está detenido e imputado de «femicidio transversal» por haber tenido la intención de hacer sufrir a su ex pareja al herir y matar a sus hijos. La fiscal señaló que «se pudo establecer que la progenitora vivía en La Rioja junto a sus hijos y se encontraba separada hace unos meses del autor del hecho quien es oriundo y reside en la localidad serrana».

Dentro de la familia, nadie sabía que Javier, conocido como «El Tano», que conducía el camión de un corralón, ocultaba un rostro oscuro y violento. Tampoco sus vecinos, que lo consideraban muy amable y simpático porque «siempre saludaba», sin embargo, puertas adentro, era controlador, agresivo, inestable. El padre de Brenda, suegro del detenido, dijo que tenía una buena relación con él y que incluso lo había visto ayer al mediodía. Sin embargo, aportó un dato relevador, unos compañeros de trabajo (él también trabajaba en un corralón) le habían dicho: «¡Qué flor de bosta es ese chango!... No se merece tener ni una perra».

Reyna atacó con crueldad y sadismo a sus hijos, confiando en que la madre de los pequeños, dinamitada por la angustia, moría con cada puntazo. Ayer, fue un día negro en Capilla del Monte. Se vivió una página de horror que hizo recordar el caso de «los angelitos de Icho Cruz», dos pequeños niños que fueron muertos a martillazos y mutilados por su padre, condenado a cadena perpetua por un crimen planificado para lastimar a su ex pareja.

Anoche, Brenda lloró el cadáver de su hijo mayor y luego, aferrándose a sus familiares, llegó hasta el Hospital Pediátrico de Córdoba donde acompañó la valiente lucha de su hija por sobrevivir.

Cecilia Angulo, directora del Hospital Pediátrico, señaló esta mañana que la niña se aferra a la vida y que tuvo una buena noche, aunque su estado sigue siendo grave. «Ingresó con varias lesiones de arma blanca y la más preocupante es una debajo de la axila, además de graves heridas en la zona del cuello y el abdomen»; completó.