Se entregó otro acusado del robo al jubilado

jueves, 23 de julio de 2020 · 00:49

Buenos Aires. Un segundo imputado del asalto a la casa del jubilado Jorge Ríos en el partido bonaerense de Quilmes se entregó ayer a la Policía, mientras que la autopsia realizada al cuerpo del ladrón muerto reveló que recibió dos tiros, uno en el tórax y otro en el abdomen, informaron fuentes de la fuerza y judiciales.

En tanto, Gabriela, una de las hijas de Ríos (71), y una vecina de nombre Patricia, declararon ayer ante la justicia acerca de las amenazas que recibió la familia del hombre a raíz de lo ocurrido.

Según las fuentes, por el asalto al jubilado hay dos detenidos, ya que ayer a las 0.30, un joven identificado como Martín Ariel Salto (27), se entregó en la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Quilmes, donde quedó a disposición del fiscal de la causa, Ariel Rivas, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 del ese distrito.

Voceros policiales dijeron que aún resta detener a otros dos sospechosos ya que ayer había sido apresado Cristian Chiara (23), alias "Dibu", acusado del mismo hecho.

Las mismas fuentes agregaron que uno de los prófugos fue liberado en abril pasado de una unidad carcelaria, en el marco del habeas corpus colectivo que permitió flexibilizar la salida de presos bonaerense por la pandemia del coronavirus. Tanto Salto como Chiara serán indagados hoy por el fiscal Rivas, añadieron los informantes.

En tanto, voceros judiciales dijeron que el resultado preliminar de la autopsia realizada al cuerpo del ladrón muerto cuando ya había escapado de la casa de Ríos tras el asalto, Franco Martín Moreyra (26), indicó que recibió dos balazos, uno en el tórax y otro en el abdomen.

De acuerdo con el informe, al que accedió la agencia Télam, los forenses extrajeron del cuerpo de Moreyra dos proyectiles, uno de los cuales le ingresó en el tórax y se alojó en el hombro derecho, mientras que el segundo y mortal le entró en la zona abdominal por la fosa ilíaca derecha, pasó por el retroperitoneo, rompió la arteria aorta y la vena cava y le provocó hemorragia abdominal y un shock hipovolémico.

Por la muerte del ladrón, Ríos está bajo arresto domiciliario acusado de "homicidio agravado por el uso de arma de fuego", que prevé una pena de 10 a 25 años de prisión.

Mientras, el fiscal Rivas trabaja en la incorporación de testimonios y en las últimas horas escuchó el del colectivero que a bordo de un Fiat Uno blanco pasó por el lugar donde murió el ladrón y quedó filmado por las cámaras de seguridad.

El testigo dijo que inicialmente al ver al hombre en el suelo pensó que había sufrido un accidente, pero luego escuchó tres disparos, por lo que se fue asustado del lugar.

También fue citada para declarar el próximo viernes la vecina Patricia, quien dijo que presenció la huida de los ladrones y salió a asistir a Ríos, a quien encontró en "estado de shock" y "completamente ido" con el arma en la mano.

Esta mujer sí declaró ayer en la causa por las amenazas denunciada por la familia del jubilado, que está a cargo de la fiscal maría Eugenia Aparicio, de la UFI 11 quilmeña.

El hecho ocurrió el viernes 17, cerca de las 5, cuando los ladrones ingresaron por tercera vez en la misma noche a robar a la vivienda de Ríos, ubicada Ayolas al 2700, en Quilmes Oeste.

El jubilado fue sorprendido mientras dormía y fue golpeado e intimidado por los asaltantes con un destornillador mientras le exigían dinero, por lo que extrajo una pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros y les efectuó al menos seis disparos que los hizo huir.

En las imágenes de las cámaras de seguridad se ve que uno de los ladrones, luego identificado como Moreyra, quedó rezagado del resto de la banda porque estaba herido en un tobillo y trató de huir renguenado hasta que cayó a la vuelta de la esquina.

En los mismos videos se ve que Ríos salió armado de su casa y alcanzó a Moreyra y lo pateó y lo revisó.

Si bien en la filmación no se observa a simple vista ningún fogonazo por la mala calidad de la imagen, la fiscalía cree que en ese sitio, a 60 metros de su casa y cuando Moreyra ya no representaba ningún peligro, el jubilado lo remató.

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