Denuncia que le negaron la atención en Tanti

La odisea de un padre, recorrió 54 kilómetros para que atendieran a su hijo

Su hijo se fracturó en el paraje Flor Serrana y debió trasladarlo hacia la ciudad de Córdoba, atravesando el caos vehicular de Carlos Paz y Santa Cruz del Lago.
lunes, 11 de enero de 2021 · 18:44

Diego Toscano es vecino de Villa Flor Serrana y el viernes pasado, protagonizó una verdadera odisea para que su hijo pudiese recibir atención médica. Francisco, de 14 años, sufrió una fractura cuando se encontraba jugando con amigos y su padre lo cargó en una camioneta y empezó un periplo que lo llevó primero al dispensario de Tanti, luego al cuartel de bomberos de la misma localidad y finalmente hacia la ciudad de Córdoba.

En medio de la desesperación por el llanto desconsolado de su hijo, debió atravesar prácticamente a paso de hombre las ciudades de Villa Santa Cruz del Lago y Carlos Paz (con destino al Sanatorio Allende) porque nadie le abrió paso y ahora hará una presentación judicial contra las autoridades de Tanti, los bomberos y la Policía de Córdoba.

«Mi hijo recibió el alta, ya estamos en mi casa de Flor Serrana y salió todo bien la cirugía. Ahora mi hijo comenzará la rehabilitación en el mes de febrero, pero voy a hacer una denuncia. El viernes pasado a las 19 hs. aproximadamente, estaba mi hijo jugando a la pelota con un grupo de amigos cuando uno de ellos viene y me informa que a Francisco, Pancho como lo conocemos, se le había caído un compañero encima y se había quebrado. Salí en mi camioneta con mi señora hasta el lugar donde estaban jugando y lo encontré con la pierna quebrada. Nosotros estamos a cuatro kilómetros de Tanti, en una localidad que se llama Flor Serrana y el camino es de ripio y tiene sus complicaciones, así que pensé en agilizar la atención de él. Utilicé dos cerámicos para inmovilizarle la pierna y un tablón, lo cargué en la camioneta y decidí llevarlo hacia el dispensario de Tanti»; contó Diego a EL DIARIO.

«Iba un amigo y su esposa a bordo de una moto, se adelantaron y fueron hasta el dispensario para avisar que íbamos. Cuando yo llego, mi señora baja a la administración y la atiende la doctora de la guardia, que le dice que está informada y le pidió paciencia porque no estaba el chofer dela ambulancia. Mi hijo seguía a los gritos en la camioneta, pasa el tiempo y mi señora salió del dispensario y me dijo que la doctora estaba llorando. Yo no entendía nada, volví a entrar y la veo hablando por teléfono. Salió, se dirigió hacia la camioneta y le pedí que le aplique algún calmante, pero ella me dice que no podía subirse y que necesitaba la ayuda del chofer para bajarlo. Que necesitaba cargarlo en una camilla para ingresarlo y atenderlo. En ese momento, reaccioné mal y le dije: `Ustedes no sirven para bosta´. Yo vi que la doctora se metió adentro y la siguió mi señora. Adentro le dijo: `Si no recibimos para bosta, para qué traen el accidentado acá. Ahora no sé si lo voy a atender´»; denunció el hombre.

«Seguíamos esperando a todo esto, como teníamos obra social nos decían que no lo podían llevar al Hospital Funes y que no lograban ubicar al chofer. Decidí salir, llevarme a mi hijo y lo llevé a los bomberos junto a Javier, el vecino que me acompañaba en la moto. Ingresé con mi camioneta al cuartel y se negaban a atenderlo, que ellos no podían hacer nada y no podían tocar al paciente. Decidí entonces dejar de perder tiempo y seguir viaje hacia Córdoba, al Sanatorio Allende. Mi hijo iba tirado atrás en la caja y cuando llegamos al cruce frente a Peko`s en Santa Cruz del Lago, me encontré a dos policías motorizados y les pedí que me abrieran paso para agilizar el descenso hacia Carlos Paz. Eran las 20 hs. y había mucho tráfico que iba hacia la ciudad. Me dijeron que sí,  pero no arrancaban las motos ni se subían. Yo seguí y ellos nunca me alcanzaron, nunca me abrieron paso y fue una odisea atravesar la ciudad, iba a contramano a los gritos porque encima no tenía bocina. Así llegamos al sanatorio, hicimos 54 kilómetros para que lo atendieran y por suerte, fue una historia con final feliz»; completó.

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