Río Cuarto: una mujer denunció que su marido fue salvajemente golpeado por policías

jueves, 21 de enero de 2021 · 13:13

Río Cuarto. Una mujer denunció que su marido fue víctima de una salvaje golpiza por parte de efectivos policiales de Río Cuarto y debió ser operado para reconstruirle la mandíbula. «Yo me quería ir, no me importaba lo que tuviera que firmar, y en eso los policías traen a mi marido desfigurado, con sangre por toda la cara. Como pude lo llevé hasta la camioneta y nos vinimos», señaló Jorgelina (41) en declaraciones a Canal 10.

El hombre se llama Carlos Galíndez, tiene 42 años, es plomero y electricista y fue detenido durante un operativo en una de las rutas de acceso a la ciudad.

Jorgelina afirmó además que mientras estuvieron demorados la madrugada del domingo, no les tomaron las huellas digitales ni les dijeron el motivo por el que los trasladaban a la Policía del centro. «Les decíamos que no teníamos nada que ver, que sólo paramos en la banquina porque yo quería hacer pis. Pero no me querían dejar ir al baño y me decían que si me hacía encima lo iba a tener que limpiar yo misma. Después uno de la comisaría me llevó al baño».

Galíndez y su esposa fueron detenidos junto con los ocupantes de un vehículo blanco que se detuvo en la banquina de enfrente tras ser perseguido por varios patrulleros. Todos habrían sido conducidos a la central de calle Belgrano 50. La mujer describió el lugar de esta manera: «Nos trasladan a un lugar que se llamaba UCA, en el centro. Entramos por un portón grande y después por una puerta celeste chiquita. A mí me ponen contra la pared y a mí marido lo hacen pasar a un lugar más adelante, le piden que se desnude y le empezaron a pegar, sin decir nada, eran dos policías que le pegaban».

«Él se cayó al piso y les decía: ‘Basta’. Uno flaquito le pegaba patadas en la cabeza sin parar y yo le decía que parara. Después vi que se desmayó y uno fue a buscar un balde de agua, le tiraron agua para sacarle la sangre, lo trataron de despertar y se lo llevaron. A mí me llevaron a otra celda, como a las 6 y media de la mañana, antes de que cambiara la guardia, me dicen que nos podíamos ir».

Jorgelina se preocupó en diferenciar la actitud de los policías que los detuvieron en Río Cuarto, del resto de la fuerza. «Le agradezco muchísimo a la Policía de acá, de la ciudad de Córdoba. Todo el tiempo se mostraron preocupados, me pidieron disculpas por sus compañeros. Decían que eran una vergüenza para la Policía. Yo les decía que ellos no tenían la culpa, pero antes confiaba en la Policía y ahora no, ahora les tengo miedo», concluyó.

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