Muerte en las sierras: ¿Qué le pasó a Cecilia Basaldúa?

Con más dudas que certezas, el próximo miércoles 3 de noviembre comenzará el juicio por el femicidio de Cecilia Basaldúa, la joven mochilera que fuera asesinada el año pasado en Capilla del Monte. Lucas Adrián Bustos, un albañil de 24 años, estará sentado en el banquillo de los acusados, imputado de abuso sexual agravado por violencia de género y homicidio criminis causae.

El brutal crimen se ejecutó entre el 5 de abril y el 25 del mismo mes del 2020. El cadáver de la joven fue encontrado en un descampado cerca del basural local y la causa tiene la particularidad, que tanto la defensa como la querella coinciden en la inocencia del acusado.

La Cámara del Crimen de Cruz del Eje será la encargada de tratar de hallar la verdad.

La semana pasada, ante la falta de respuesta y silencios, la madre y el padre de Cecilia se presentaron ante el edificio del Poder Judicial, dónde solicitaron audiencia de manera personal. En ese entonces, Susana Reyes, la mamá de Cecilia remarcó que fue vergonzoso el expediente y denunció una mala actuación de la investigación.

Para los Basaldúa, la causa por el femicidio de su hija podría terminar en la nada. Para ellos y para la penalista Daniela Pavón, existe una larga lista de «inconsistencias» en la investigación judicial y renovaron sus sospechas sobre Mario Mainardi, el vecino que le alquiló a Cecilia el patio de su casa para que colocara su carpa y quién realizó la denuncia sobre su desaparición.

Según expresaron desde la familia, Bustos es «un chivo expiatorio para encubrir al verdadero asesino». En ese sentido, reiteraron que los únicos elementos que lo vinculan al caso es una supuesta confesión realizada en la sede policial y el relato del dueño de un campo, cercano al lugar donde encontraron el cadáver.

Según Daniela Pavón, se hicieron pruebas con luminol en trozos de cortina de la casa de Mainardi que permitieron detectar manchas de sangre, sin embargo, no son válidas  porque se cometieron anomalías en el proceso.

Asimismo, dijo que en la causa no se analizaron los mensajes de «índole sexual» entre una mujer y Mainardi referidos a Cecilia. «Está comprobado que existió un intercambio de mensajes de Cecilia con su hermano donde ella dice que Mainardi la está volviendo loca»; expresó la letrada. 

En el mismo sentido, habría testigos que declararon haberla visto el 5 de abril. Pavón señala que dos personas que figuraban como comerciantes, son en realidad un sargento de la policía y su esposa y otra testigo que «fue mutando de declaración».

Tampoco se valoró que Mainardi le haya regalado un instrumento musical perteneciente a Cecilia al hijo de su novia y que las marcas que presenta Lucas Bustos en sus brazos, no sean compatibles con el lapso en el que se fija la muerte de Cecilia. Por último, remarcaron que el ADN de sangre en la vestimenta del imputado le pertenece a él mismo; no a un tercero.

Cecilia Basaldúa llegó desde Buenos Aires el 21 de marzo de 2020 y dejó de tener contacto con su familia el 5 de abril. Tres días después, sus padres recibieron un llamado de un hombre que se identificó como Mario Mainardi, quien les dijo que su hija se había ido con un brote psicótico de la casa donde él la alojaba.

El 9 de abril, Mainardi entregó a los investigadores el teléfono y la computadora de Cecilia que, según dijo, habían quedado abandonados en su casa. El cuerpo de la joven fue encontrado en un campo en las afueras de la localidad el 25 de abril, veinte días después de su desaparición.