Un misterio y múltiples interrogantes
Capilla del Monte, a un año de la muerte de Mariela Natali
La turista santafesina estuvo desaparecida durante 14 días. El cadáver se divisó en un camino al dique Los Alazanes, a unos 300 metros del sendero barranca abajo muy cercano al río Negro Quemado.
Se cumple hoy el primer aniversario del hallazgo del cuerpo sin vida de Mariela Natali, la turista santafesina que estuvo desaparecida durante 14 días en Capilla del Monte luego de haber sido reportada como perdida el pasado 4 de febrero de 2020. Un año pasó desde aquel entonces y la causa está repleta de interrogantes. ¿Qué le pasó?.
La mujer salió a caminar cerca del Cerro Uritorco (tal y como lo hacía cada día) y desde entonces, nada se supo de ella. Se presume que Mariela había ingresado a la zona alrededor de las 13:17 hs (cuando fue registrada por una cámara de seguridad ubicada en el lugar) y hay testimonios de turistas que aseguran haberla visto zambullirse en una de las ollas.
Con la ayuda de un dron, efectivos de la patrulla 2 conformada por personal del Departamento Unidades de Alto Riesgo (DUAR) de la Policía de Córdoba y bomberos de la Asociación Serrana, sus restos fueron divisados en un camino que conduce al dique Los Alazanes, a unos 300 metros del sendero, barranca abajo y muy cerca del río Negro Quemado, uno de los afluentes del Calabalumba.
En esa oportunidad, el director de Defensa Civil de Córdoba, Diego Concha, precisó que el cadáver estaba «a unos cinco mil metros del punto cero (lugar donde desapareció), que es la zona de La Toma, en el tercer descanso del camino a Los Alazanes, y a unos 800 metros del dique».
El cuerpo se encontró boca abajo en el lecho del río, llegando el agua a una altura de poco más de 30 centímetros. Una mochila y el teléfono celular de la mujer, entre otras pertenencias, estaban dispersos a su alrededor.
La zona donde fue encontrada Mariela Natalí es de difícil acceso y demanda unas dos horas llegar hasta allí. El recorrido para una caminata normal insume un tiempo aproximado de hora y media, atravesando no menos de siete veces el serpenteo del río por la montaña; los ascensos bruscos, cortadas y sectores de precipicio (que son parte de la topografía de la Senda del Toro).
En medio de una geografía accidentada, y tras producirse el hallazgo, se necesitó una delegación de 30 personas compuesta por policía judicial, peritos, bomberos y miembros del DUAR guiados por baqueanos. Desde allí, bajaron el cuerpo a lomo de mula y caballo y luego lo trasladaron a la morgue. Las pericias revelaron que la mujer murió por asfixia por sumersión.
La desaparición mantuvo en vilo a la población. En los rastrillajes a más de 4.000 hectáreas participaron más de 600 efectivos, 40 perros, 15 móviles y 70 drones. Su muerte aún es un misterio.