Ciudad de Córdoba

Habló el padre del adolescente electrocutado: «Que no muera otro chico»

El hombre contó que la madre de Luciano había fallecido hace dos años y medio y que estuvo cerca de perder también a su hijo menor.
miércoles, 26 de enero de 2022 · 18:28

El padre del adolescente que ayer murió electrocutado luego de haber tocado un poste de luz en una plaza de Alto Alberdi, rompió el silencio y cuestionó al gobierno municipal que encabeza Martín Llaryora, al tiempo que pidió: «Hagan algo, que no vuelva a morir otro chico». El hombre se mostró destrozado y contó que hace dos meses debían iniciarse las obras de reparación de la columna, ya que se encontraba electrificada.

Luciano Valentín Aranda, de 14 años, soñaba con ser jugador de fútbol y la próxima semana debió comenzar a entrenarse en las divisiones inferiores del club Las Palmas. Una descarga le ocasionó una muerte inmediata y apagó su vida.

Pese a los intentos de reanimarlo de los vecinos y el personal del servicio de emergencia, Luciano falleció y fue una muerte evitable. «Hoy me tocó a mí, pero pudo haber sido a cualquier papá de la cuadra. No voy a aceptar que no voy a volver a ver a mi hijo. Mi hijo se fue y no lo vi más, salió a jugar y no volvió más»; sostuvo su padre, en una desgarradora entrevista con El Doce.

Pero además de Luciano, la familia estuvo a punto de perder también a Juan Ignacio (12). Y es que él también sufrió una descarga y debió ser internado de urgencia, aunque trascendió que se encuentra fuera de peligro.

El abogado de la familia, Carlos Nayi, confirmó que el intendente Llaryora se comunicó en dos oportunidades y se comprometió a trabajar inmediatamente para que sean sancionados los trabajadores de Alumbrado Público que debían haber reparado el poste. Nayi adelantó que solicitarán la imputación por homicidio culposo y dijo que es una figura que aplica por «matar a partir de la imprudencia, de la desidia y la negligencia».

El padre de Luciano también contó que hace dos años y medio, falleció su esposo y ahora debe enterrar su hijo. «Éramos tres y ahora somos dos»; se lamentó el vecino.

 

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