Perpetua para el capillense que asesinó a su hijo para hacer sufrir a su ex pareja

Luego de pocas audiencias de debate y con un cúmulo de pruebas importantes en su contra, la Cámara del Crimen de Cruz del Eje, condenó a Gerardo Javier Reyna (42) a la pena de prisión perpetua por los delitos de homicidio doblemente calificado por el vínculo y por venganza transversal. 

El 28 de octubre de 2020, cuando la sociedad se debatía entre la pandemia y la necesidad de salir del encierro, Gerardo Javier Reyna asesinó de una puñalada en el tórax a Thiago, su hijo de diez años, e hirió de gravedad con el mismo cuchillo a su hija , una nena de seis años, quien peleó por su vida por varias semanas en un hospital de la ciudad de Córdoba.

El brutal crimen ocurrió en una casa en la calle Berutti al 150 entre Sabatino y Vélez Sarsfield del barrio La Toma, en la localidad de Capilla del Monte. La noticia tomó estado público, cuando los vecinos escucharon gritos y llamaron a la policía. Después que auxiliaron a los chicos, Thiago murió en un centro médico de esa localidad del norte del Valle de Punilla.

Brenda Moyano, la mamá de los nenes, declaró en el juicio los pormenores del infierno que atravesaba a causa de su pareja. Moyano dijo que Reyna ejercía sobre ella violencia y tenía una conducta peligrosa que terminó marcando el trágico destino de sus hijos. El asesinato de Thiago fue, básicamente, un femicidio vinculado.

La mujer estaba separada desde hace casi un año del padre de los niños y había decidido rehacer su vida junto a Thiago y Psu hija en la localidad riojana de Chilecito. Reyna, por su parte, se radicó en Capilla del Monte y desde siempre le expresó su frustración por haber terminado la relación. “Nunca aceptó que la mujer le haya cortado y que no quiera volver con él”; así lo expresó la propia Brenda, quien relató que siempre intentó volver con ella a pesar de que la relación estaba rota.

Para ello, utilizó todo tipo de chantajes. Le dijo que si no volvían a ser pareja, él se iba a suicidar. Brenda trató por todos los medios de convencerlo de que esa no era la solución y que tenía que seguir adelante con su vida. Por pedido del propio papá de los chicos, Brenda viajó hasta Córdoba para que sus hijos pudieran estar con él. Luego sucedería la peor tragedia.