Se conocieron detalles de la causa

Sexo, drogas y dinero: El estremecedor caso de la secta de Villa Crespo

Avanza la causa contra una organización que operaba en Argentina y Estados Unidos.
martes, 16 de agosto de 2022 · 10:45

Un total de 19 personas fueron imputadas por el funcionamiento de la secta «Escuela de Yoga de Buenos Aires», desbaratada en el barrio porteño de Villa Crespo. Con el correr de las horas, fueron conociéndose escalofriantes detalles del caso y trascendió que muchos de los acusados ya habían sido investigados hace algunas décadas atrás.

La investigación denominada «Secta S.A» contempla la identificación de un grupo de personas que habrían mantenido distintos roles dentro de la organización, vinculados a la captación de alumnos, la explotación sexual de sus víctimas, el lavado de dinero y acciones tendientes a aleccionar y disciplinar.

Según la investigación del fiscal federal 4, Carlos Stornelli, y los fiscales Alejandra Mangano y Marcelo Colombo, integrantes de la Procuraduría contra la Trata y la Explotación de Personas, la denominada Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA) generaba un ingreso mensual de 500 mil dólares mediante una estructura ilegal de negocios en Argentina y Estados Unidos.

Desde el 2004, habían desplegado una estructura jerárquica y piramidal que se sustentaba sobre 179 alumnos, repartidos entre sus diversas sedes ubicadas principalmente en esta ciudad, y en las ciudades de Las Vegas, Chicago y Nueva York.

Los investigadores sostienen que Juan Percowicz era el creador y líder, mientras que había al menos 18 personas que lo secundaban y que tenían a su cargo los distintos emprendimientos. La EYBA proclamaba el impulso de la evolución espiritual a través de su filosofía con la meta de lograr la reencarnación eterna.

Según la causa, las personas captadas eran «sometidas a todo tipo de actividades perversas y contrarias a la libertad, la autonomía y la dignidad de cualquier ser humano».

No sólo debían hacer aportes económicos al líder (desde 200 a 10.000 dólares), sino que además eran aislados de su círculo familiar y había alumnas que eran sometidas a explotación sexual, que en la jerga de la organización denominaban «geishado VIP» o «palomear», que consistía en enviarlas «a mantener encuentros sexuales con personas de elevado poder económico para obtener dinero, protección y/o influencias».

Con la premisa de disciplinar a los alumnos. la organización sometía a sus víctimas a prácticas coercitivas que se llevaban a cabo en una clínica denominada CMI Abasto, ubicada en Guardia Vieja 4072, donde eran internados y adormecidos durante varios días como forma de aleccionamiento y subordinación.

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