Comunicado de ADARSA
Denuncian una avanzada inmobiliaria detrás del incendio en el sur de Punilla
Más de cien hectáreas se vieron arrasadas ayer en la zona de Las Jarillas.La Asociación de Amigos del Río San Antonio (ADARSA) denunció que intereses inmobiliarios se encuentran detrás del voraz incendio registrado ayer en el sur del Valle de Punilla. «No se quemó, permitieron que se queme; y los responsables tienen nombre y apellido»; sostuvieron a través de un comunicado difundido en el día de hoy.
«La imagen es repetida. Donde antes había un manto verde de bosques protegidos, hoy hay una mancha negra. La diferencia en el caso de este último incendio forestal en Las Jarillas es la suma de elementos que lo hacían altamente previsible: Por un lado, una zona “protegida” que no lo está porque ni el Gobierno Provincial ni el Municipal ponen límite al avance de las urbanizaciones sobre los pocos bosques nativos que quedan. Por otro lado, una zona de piedemonte al costado de un camino que va directo a la Ciudad de Córdoba, en un área de paisajes privilegiados con un altísimo valor inmobiliario para los desarrollistas»; expresaron.
«Faltaba solamente la mano incendiaria que esperara el día y momento adecuados (calor y vientos en la temporada de sequía) para prender ese fuego que alcanzaría a “limpiar” la zona, o el desprevenido al que se le escapó una chispa. Si era previsible y esperable por cualquiera de nosotros, ¿por qué no se actúa antes?, ¿por qué no se hizo efectiva el área protegida (que aún no está reglamentada) con sus guardaparques y personal de control?, ¿por qué no se multa a quienes construyen en zonas protegidas de la Ley de Bosques?, ¿por qué las autoridades nunca descubren las identidades de quienes inician un incendio forestal? Hay nombres que sí conocemos y son igualmente responsables, los de los funcionarios que no hicieron nada para evitar este daño irreparable»; manifestaron en el texto.
«En estos incendios no solo pierden la vida cientos de animales y plantas, también se degradan las cuencas, se erosionan los suelos, se incrementa el cambio climático; en definitiva, empeora nuestra calidad de vida y la de las futuras generaciones. Con un Estado ausente, los incendios seguirán devorando nuestras sierras. Es urgente que se haga efectiva la gestión, manejo y control de las áreas protegidas y todas aquellas zonas enmarcadas en la Ley de Bosques. Si eso no ocurre, seguiremos lamentando la destrucción del tejido ambiental y social en el que estamos viviendo»; concluyeron desde ADARSA.