Se encontraba detenido en el Complejo Esperanza

Liberaron al «Orejudo» y volvió a su casa en Carlos Paz

Es uno de los menores acusados por el crimen de Sebastián Villarreal en Yofre Norte.
miércoles, 18 de septiembre de 2024 · 13:51

Uno de los menores acusados por el crimen de Sebastián Villarreal, ocurrido en barrio Yofre Norte de la ciudad de Córdoba, fue liberado y dejó el Complejo Esperanza. Se trata del delincuente juvenil de 15 años que es conocido como «El Orejudo», quien retornó a la ciudad de Villa Carlos Paz.

Por el caso, se encuentran imputadas cinco personas: Axel Escada (18), Héctor Herrera (25) y Luciano Bustos (20) y dos menores. Uno de ellos, es el adolescente que a su corta edad ya tiene una carrera criminal.

«El Orejudo» quedó al cuidado de su familia y está vinculado al intento de robo de una moto Honda XR 190, que terminó en la muerte del comerciante, registrada el pasado 29 de febrero. 

Villarreal tenía 46 años y se disponía a salir con destino a su trabajo cuando fue interceptado por motochorros, quienes (pese a que no opuso resistencia) le dispararon. La investigación está a cargo del fiscal Andrés Godoy, quien acusó a los detenidos por el presunto delito de homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego.

A mediados del 2022, Carlos Paz comenzó a sufrir una escalada imparable de robos de motos (se sustraían entre tres y cinco rodados por día) y muchas aparecían tiradas y desarmadas en baldíos a lo largo y ancho de la ciudad. Algunas coincidían con imágenes que menores compartían en Facebook e Instagram, donde tapaban sus rostros y posaban con las motos robadas.

Uno de esos pequeños delincuentes era «El Orejudo», que empezó a robar cuanto tenía 13 años. Fue detenido innumerables veces, pero entraba y salía de la comisaría. Cansados de la situación, los policías solicitaron a la justicia que se implementaran medidas más severas, pero el tiempo pasó y nada de eso sucedió.  El joven creció en un hogar problemático. Vivía con su madre, una traficante de drogas que cuando era un niño, lo ponía a separar los estupefacientes en pequeños envoltorios que luego ella comercializaba entre sus clientes. Cuando la mujer fue detenida, a él lo mandaron a la casa de unos parientes en el Departamento Cruz del Eje. No logró permanecer allí mucho tiempo, ya se había aprendido algunos vicios y era imposible contenerlo.

Lo que siguió, fue el corolario de una historia que promete escribir nuevos capítulos.

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