San Marcos Sierras: Un lugar de película

domingo, 6 de enero de 2019 · 11:30

Por Luis Hernán López

Al Noroeste del valle de Punilla, San Marcos Sierra se luce como un lugar apacible que, con una población que no supera el millar de habitantes, se baña en las aguas del río Quilpo escondiendo historias, leyendas que le dejaran artistas, artesanos, agricultores y vecinos que han pasado por ese mojón. 

Entre sus páginas, el pueblo de la miel fue el escenario de varias películas. Una de ellas fue "Pájaro Loco" en 1971 con Luis Sandrini. Desde esa década es cuna de una importante comunidad  de gente que tiene un contacto especial con la naturaleza y quiere resistir al consumo y entrelazó costumbres con los criollos. La plaza, la iglesia, la feria de artesanos y los establecimientos gastronómicos  se codean con las laboriosas abejas que otorgan la miel con mayores propiedades del mundo. 

Serpenteando la Ruta Nacional 38  y tras cruzar Capilla del Monte y Charbonier, últimas localidades de Punilla, a pocos kilómetros se encuentra un cruce a la izquierda de un pavimento regular que concluye en el corazón de la mística San Marcos Sierra.

No es necesario ni caminar, ni dialogar, ni leer algún folleto explicativo para entender  que se inserta a una atmósfera única, que diversos actores sociales de cultura diferentes  han sabido mixturar sus hábitos para conformar una comunidad donde las palabras paz y amor sobrevuelan en cada sector del ejido que la conforma.

En un rincón, una típica abuela serrana de piel de bronce, con su pañuelo que cubre gran parte de su cabeza, barre con una escoba de pichanas el horno de barro caliente para cocinar el tradicional pan casero. El amplio patio de tierra cubierto de frondosos algarrobos y chañares dan el tinte ideal a la postal serrana. Mas allá su esposo, encierra en un corral de piedra  unas pocas chivas que conforman su rebaño.

A muy pocos metros de esta postal serrana y en un sector de la plaza otra mujer, de características europeas, que tiene su cuerpo cubierto con ropas de colores alegres y collares de semillas en su cuello y sus muñecas, observa como sus hijos, de cabelleras rubias y ojos cristalinos juegan semi-desnudos en un pequeño charco de agua formado por la rotura de una canilla. Más allá, su marido vestido de manera casi igual manipula unos alambres de cobre  y un alicate dando forma a lo que pronto será un hermoso adorno que comprara algún turista. Esto es San Marcos Sierra. 

 El pueblo que fue refugio hasta finales del siglo XVIII de las últimas comunidades de la etnia de los henia-kamiare, más precisamente de la comunidad del cacique Tulián, cuyos descendientes aún realizan en un algarrobo histórico año tras año, una ceremonia que recuerda a sus ancestros conocido como “La Tulianada”. 

San Marcos Sierra no cuenta con calles asfaltadas y la mayoría de las fachadas de las casonas que rodean la única plaza del pueblo son de estilo colonial. A un costado se yergue una iglesia terminada en el año 1691 y remodelada en 1734. 

 

"Pájaro Loco"

 

En la película que se rodó en la plaza de San Marcos Sierras, acompañaron a Sandrini, José Cibrián, Zoe Ducós, Víctor Laplace y Jorge Martinez, entre otros, y algunas escenas se rodaron en Capilla del Monte y en La Falda .

La película desarrolla una temática muy particular ya que trata sobre un pueblo olvidado  de las sierras a punto de desaparecer. Un sacerdote (Luis Sandrini)  muy poco ortodoxo, es el motor vital del mismo con el fin de darles fe y esperanzas a todos sus habitantes. Así la vida de todos es más o menos tranquila aunque pareciera que vayan cuesta abajo hasta que la noticia de la llegada de un Casino al pueblo revoluciona a todos. Ahora el cura debe salvar a todo el pueblo, primero de ellos mismos y después de unos estafadores oportunistas.

 

Un pueblo dulce

 

San Marcos Sierra lleva consigo una historia de belleza natural que confluye con nuevos modos de vivir. Lugar ideal para conocer durante todo el año, permitirse descansar, recorrer y disfrutar de sus encantos y de su miel. La región preserva su flora y faúna únicos. Está declarado territorio no nuclear y de protección a la naturaleza y el rio Quilpo declarado zona de reserva natural.

La fisonomía del paisaje permite la práctica de trekking, moutainbike y cabalgatas, que nos llevan a rincones y callejones con una mística y sensación especial. La geografía de las sierras y quebradas que contiene el valle y los ríos que lo atraviesan crean un microclima especialmente atractivo. Las noches en San Marcos Sierras, espacio aún no contaminado por la polución lumínica, nos deja contemplar un cielo diáfano, infinito y con las más cercanas constelaciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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