Postales serranas

La casita de cristal: un rincón escondido en las Altas Cumbres

Un refugio frente a una cascada, rodeado de silencio y naturaleza, invita a perderse en el corazón de Córdoba
domingo, 6 de julio de 2025 · 10:33

Entre los pliegues de las Altas Cumbres cordobesas, en un paisaje que combina rocas antiguas, pastizales dorados y el murmullo constante del agua, se esconde un rincón que parece sacado de un sueño. Allí, en lo alto, casi al borde de un abismo natural, se levanta la casita de cristal, un pequeño refugio construido en piedra y vidrio, que ofrece una vista única hacia la cascada Doña Elba, una de las joyas ocultas de la región.

El lugar tiene algo de mágico y algo de simple: no hay caminos asfaltados ni carteles luminosos que anuncien su presencia. Solo el rumor del agua, el viento entre los pastos y el silencio profundo que envuelve el lugar. Desde el interior de la casita, el gran ventanal de vidrio enmarca la caída de agua como si fuera un cuadro vivo. Afuera, las piedras invitan a sentarse y dejar que el tiempo corra al ritmo de la naturaleza.

La cascada Doña Elba, con sus más de 15 metros de altura, forma un pequeño anfiteatro natural rodeado de paredes de roca y ollas de agua cristalina. Es un sitio ideal para refrescarse, descansar o simplemente contemplar. En días soleados, los reflejos del agua y el verde de la vegetación crean un espectáculo visual difícil de olvidar.

La casita, construida originalmente por el recordado piloto Jorge Recalde junto a un amigo, fue pensada como un refugio abierto, un espacio simple donde los caminantes puedan guarecerse del viento o la lluvia y, al mismo tiempo, disfrutar de una de las postales más hermosas de las sierras.

Cómo llegar

Para acceder a este rincón escondido, hay que tomar la ruta provincial 34, que atraviesa las Altas Cumbres y conecta Córdoba capital con Mina Clavero. A unos 12 kilómetros antes de llegar a Mina Clavero, se encuentra el Parador Santa Rita, punto de partida de la caminata.

Allí se puede estacionar el vehículo (se abona un costo por el estacionamiento) y aprovechar para comprar bebidas frescas o productos regionales. El lugar también funciona como puesto de información y descanso antes de encarar el sendero.

Desde ese punto comienza una caminata de aproximadamente 12 kilómetros en total (ida y vuelta), que se realiza por un sendero autoguiado y bien señalizado. El camino está demarcado con apachetas, pequeños montículos de piedra que guían a los caminantes a través de sierras, quebradas y pastizales.

Se recomienda llevar agua suficiente, calzado cómodo y seguro, protección solar y, en lo posible, algo para comer o compartir en el descanso. El recorrido es de dificultad moderada, y suele demandar entre 5 y 6 horas en total, dependiendo del ritmo.

Si bien se puede hacer sin guía, algunos prestadores de turismo de la zona ofrecen salidas grupales o acompañadas, ideal para quienes no conocen la zona o prefieren ir en grupo.

Un plan perfecto

Para los que buscan desconectar del ruido, conectar con la naturaleza y descubrir rincones únicos sin alejarse demasiado, la casita de cristal es una opción perfecta. Un lugar que combina caminata, aire puro, agua fresca y una de las mejores postales que regalan las sierras cordobesas.

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