Atención: El riesgo de tomar dióxido de cloro contra el coronavirus

miércoles, 4 de noviembre de 2020 · 09:49

La búsqueda por encontrar una cura contra el coronavirus hizo que muchas personas en todo el mundo consuman diversos químicos que causaron muertos o lesionados de gravedad. Uno de ellos es el dióxido de cloro, que dejó dos víctimas fatales en nuestro país (uno de ellos, menor de edad) y por eso, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) alertó a la población con respecto al peligro de la utilización de este producto para la prevención y/o el tratamiento del Covid-19.

La entidad sostuvo que "la ingestión de este producto no ha demostrado efectos preventivos ni terapéuticos en dicha enfermedad. Su utilidad se limita al uso como desinfectante ambiental en determinadas diluciones del mismo, pero no debe ser ingerido por el ser humano. Se han reportado serias complicaciones respiratorias, digestivas, hepáticas, renales y hematológicas ante su ingestión. Además, el menor peso de los niños en relación a los adultos y la inmadurez de su metabolismo aumenta el riesgo cuanto menor es su edad".

Es por eso, que el organismo enfatizó la importancia de la utilización de productos medicinales producidos bajo guías de buenas prácticas de manufactura de medicamentos y aprobados por las autoridades sanitarias competentes.

Comunicado de la institución

"Asimismo, repudiamos la utilización inescrupulosa del dióxido de cloro por parte de presuntos profesionales de la salud, que ante la angustia y la incertidumbre de las familias en estos momentos de pandemia por un agente infeccioso nuevo, sin terapéuticas curativas farmacológicas, recomiendan sustancias no solamente ineficaces, sino además con reconocidos efectos tóxicos", finalizó el enunciado del SAP.

Ahora bien, a la hora de saber que es el dióxido de cloro o Solución Mineral Milagrosa (MMS), el mismo se denomina como "un gas color amarillo a amarillo-rojizo que no se encuentra naturalmente en el ambiente. Cuando se agrega al agua, el dióxido de cloro forma clorito iónico, que también es un compuesto muy reactivo. Se usa como agente blanqueador en plantas que manufacturan papel y en el tratamiento de aguas públicas para su potabilización. Por ejemplo, en Estados Unidos en el año 2001, el dióxido de cloro y el clorito se utilizaron para desinfectar edificios públicos después de la liberación de esporas de ántrax".

La Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA) estableció un nivel de contaminante máximo de 1 miligramo por litro (1 mg/L) para clorito y de 0.8 mg/L para dióxido de cloro en agua potable.

Asimismo, la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos (OSHA) indicó un límite de seguridad laboral de 0,1 partes de dióxido de cloro o de clorito por millón de partes de aire (0,1 ppm) durante una jornada de 8 horas diarias, 40 horas semanales.

Entre los factores que determinan que la exposición al dióxido de cloro y al clorito sea perjudicial se incluyen: la dosis (la cantidad), el tiempo de exposición y la vía por la cual esta sustancia entra en contacto con el organismo. También deben considerarse la edad, el sexo, la dieta, las características personales, el estilo de vida, la condición de salud y las interacciones con otras sustancias químicas a la que se esté expuesto. Las concentraciones de dióxido de cloro utilizadas como MMS (Solución Mineral Milagrosa) son en general al 28 por ciento.

Síntomas a considerar

Debido a que el dióxido de cloro se descompone rápidamente en el aire formando cloro gaseoso y oxígeno, es improbable que se respiren niveles peligrosos de dióxido de cloro con el uso ambiental. Sin embargo, con el uso inhalatorio el dióxido de cloro podría absorberse a través de la vía aérea generando tos, ardor, irritación local (rinitis, bronquitis), disnea, edema pulmonar y cefalea ya que el dióxido de cloro y el clorito reaccionan rápidamente en el agua y por ende en los tejidos húmedos del organismo.

El dióxido de cloro o clorito, en altas concentraciones o cantidades, podría causar adicionalmente trastornos respiratorios secundarios al daño que causan estas sustancias en la capacidad de la sangre para transportar oxígeno.

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