¿Una pastilla que sustituye al gimnasio?

miércoles, 7 de octubre de 2020 · 10:14

¿Y si pudiéramos elegir entre 10 series de abdominales y una pastilla con los mismos efectos? 10 kilómetros corriendo, una clase de spinning… o 500 miligramos de principio activo. Los científicos están desarrollando una píldora del ejercicio.

Se trata de conseguir los mismos efectos que tiene el deporte en el cuerpo, pero sin sudar. Es más: sin levantarse del sofá. 

Uno de los fármacos más desarrollados para este fin es el GW501516 (conocido popularmente como la píldora 516), en la que el científico Ron Evans, del Instituto de Estudios Biológicos Salk, en San Diego (California), lleva trabajando desde 2007. La pastilla replica los efectos del ejercicio en un gen en particular, el PPAR-delta, "que desencadena la misma reacción bioquímica que ocurre cuando alguien corre un maratón".

Qué pasa en los músculos de un hombre sano

Otro de los estudios en este campo fue el desarrollado por los equipos de investigación de las universidades de Sidney y de Copenhague, cuyos resultados se publicaron en Cell Metabolism en 2015. Se examinó el músculo esquelético de cuatro hombres sanos a los que se les practicó una biopsia muscular antes del ejercicio (10 minutos de bicicleta estática) y después. El análisis dio como resultado que el entrenamiento producía más de 1.000 cambios moleculares en los músculos esqueléticos, provocando sus conocidos beneficios. "¿Y si hiciéramos una pastilla que desencadenara esas alteraciones moleculares?", plantearon los investigadores. Sería como tragarse con la ayuda de un vaso de agua una clase de zumba en solo medio segundo.

En el Instituto Salk, cuenta el reportaje de The New Yorker sobre el 516, hay dos ratones de laboratorio en una rueda de ejercicio, Couch Potato y Lance Armstrong. Ambos siguen "una dieta pobre" y viven en las mismas condiciones, pero el segundo, tras semanas de tratamiento, "ha aumentado su resistencia al ejercicio físico en un 75%". Es decir, la píldora no solo emula los efectos de la actividad deportiva, sino que también nos hace más fuertes en caso de seguir practicándola. Esto explica que la Agencia Mundial Antidopaje la haya prohibido en las competiciones, ya que, pese a no contar con aprobación clínica, existe un mercado negro en el que no es difícil conseguirla.

Descifrando la reacción molecular

Andreu Palou, catedrático y director del Laboratorio de Biología Molecular, Nutrición y Biotecnología de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), detalla: "El ejercicio produce una serie de efectos en diferentes tejidos y órganos; en particular, en el músculo". Estos tejidos reaccionan produciendo unas moléculas o modificando otras existentes, que ejercen su acción, bien en el mismo tejido, bien en sitios del organismo más o menos distantes, añade. Y plantea una hipótesis: "Si llegamos a conocer la mayoría de las moléculas que se producen o se dejan de producir en cada tejido u órgano en respuesta a un determinado tipo de ejercicio, podemos pensar en intervenir administrándolos apropiadamente".

El problema es que aún no se conoce del todo cómo el ejercicio modifica la actividad biológica del organismo. "La investigación de la fisiología del ejercicio es relativamente reciente y continuamente se descubren nuevos datos y efectos. La actividad física pone en marcha un conjunto de sistemas complejos en el que tienen que ver desde las hormonas hasta el sistema nervioso, de modo que también es complicado de estudiar", anota Francisco Manuel Vega, profesor de Biología Celular en la Universidad de Sevilla.

No es un invento para vagos

"El ejercicio es la terapia más potente para muchas enfermedades: diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares y trastornos neurológicos", afirma el profesor David James, uno de los autores de la investigación de Cell Metabolism. "Sin embargo, para muchas personas no es viable. De ahí que buscar un fármaco que imite sus beneficios es algo más que un capricho". Afectados por distrofia muscular, Parkinson o enfermedad de Huntington serían los destinatarios.

La provocativa pregunta de los beneficios cerebrales del ejercicio es si llegarán a estar disponibles en forma de pastilla (algo así como “el ejercicio en una píldora” al envasar esta proteína descubierta) y si podría llegar a ser usada también por quienes por su pasividad o comodidad no son propensos a hacer actividad física.

Aunque resulte de utilidad para personas enfermas, se debe subrayar de manera enfática que ninguna pastilla reemplazará los beneficios de una real y concreta actividad física que permite la distracción, el estar al aire libre, disfrutar del sol, quemar grasas, favorecer el desarrollo muscular o inducir francas mejoras cardiovasculares. 

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