Curiosidades

El origen de los dichos más populares: capítulo tres

por Lola Rublev, para El Diario de Carlos Paz.
lunes, 22 de enero de 2024 · 11:26

Seguramente hemos escuchado, dicho o leído la expresión "La cosa no está para tirar manteca al techo". Generalmente se utiliza para describir situaciones donde se despilfarra, derrocha, o se gasta sin consciencia. ¿Pero sabes de dónde viene? ¡Acá te cuento!

Es un dicho bien argentino.

Su origen data del siglo XX, cuando los jóvenes de la alta sociedad porteña vacacionaban en Europa y gastaban (o más bien, derrochaban) mucho dinero en los cabarets de Paris. “La posibilidad que ofrecía el campo, sobre todo la exportación de carne a partir de los barcos frigoríficos, hizo que los terratenientes argentinos se manejaran con una economía que hacía que en Europa se utilizara la frase ‘vale más que un argentino’, es decir que vale mucho”, señala el historiador Daniel Balmaceda en su libro "Historias de la Belle Époque argentina". Fue en esta época cuando Martín Máximo Pablo de Álzaga Unzué, “Macoco” para los amigos, ideó el juego "embocar manteca" en el techo de los bares, usando sus cubiertos como catapultas, juego con el que él y sus amigos se entretenían. La idea era competir para ver quién era capaz de dejar pegados más pedazos de manteca o cuál de ellos se mantenía adherido por más tiempo, ganando también el que más cantidad de manteca lanzaba hacia arriba. Este juego se volvería popular en los bares y restaurantes de Buenos Aires. Sin embargo, solo lo practicaban "los niños bien" (básicamente porque eran los que después podían pagar la cuenta).  

Macoco de Álzaga Unzué nació en Mar del Plata y figuró en el libro Guiness, no sólo por su marca establecida en 1924 al ganar  el Gran Prix de Marsella, sino también por haber sido el argentino que más dinero gastó en su vida. Simpático, carismático, intrépido, aventurero y ocurrente, “Macoco” era el arquetipo de playboy, palabra hoy en desuso que tal vez se podría reemplazar por socialité. Deportista consumado -fue campeón de automovilismo- y millonario, era además un seductor nato,  al que todos querían en sus fiestas. Cuenta Roberto Alifano en su libro "Tirando manteca al techo", que Scott Fitzgerald se inspiró en el millonario argentino para el personaje de El Gran Gatsby, inmortalizando así a Macoco. ¡Qué tal pascual!

Comentarios