Historia argentina
Mujeres de la Patria: Parte 6
Un especial sobre las mujeres destacadas de la historia argentina.por Lola Rublev, para El Diario de Carlos Paz.
La protagonista de la columna de hoy tuvo una participación destacada en las diversas luchas que sacudieron al territorio nacional, post guerra de la independencia.
Martina Chapanay : Mestiza, cazadora, guerrillera, bandolera. “Mujer de 5 mil batallas”
Alrededor del año 1800, en las Lagunas de Guanacache, entre las provincias de Mendoza y San Juan, en plena región cuyana, nace Martina Chapanay. Hija de madre blanca, cautiva, y de Ambrosio Chapanay, cacique Huarpe, el mestizaje produjo que ninguna regla fuera tan rígida para Martina, quien fue educada en las tareas tradicionalmente femeninas, pero también se destacó en las tareas masculinas de su tribu: a muy corta edad aprende a orientarse en los valles y montañas, así como luego a montar y domar caballos, manejar el arco y las boleadoras. Participaba en las cacerías, e incluso, actuaba como “chasqui” (corredor joven que llevaba un mensaje o recado, desplazándose a la carrera de una posta a la inmediata siguiente) y llegó a destacar entre sus pares por su habilidad para la lucha.
Alrededor de 1822, cuando un mensajero de Quiroga llega a sus pagos buscando reclutar hombres para la lucha contra los unitarios, quienes pretendían un país europeizado y mirado desde Buenos Aires, Martina se enamora, así del mensajero como de la causa. Se incorpora a la montonera, enrolándose en el ejército de Facundo Quiroga y, negándose a ser encasillada por su género, participa en las batallas, luchando espalda contra espalda con su marido. Dadas sus habilidades para la pelea, y su excelente manejo de la lanza, Martina no tardó en destacar entre la tropa, y poco a poco su leyenda fue creciendo, a tal punto que Quiroga no tuvo más remedio que otorgarle el permiso (oficial, ya que el informal se lo había dado ella misma hacía tiempo) de luchar en sus filas.
En 1833, tras la muerte de su marido, y defraudada por la participación de Quiroga en la Campaña del Desierto de Rosas, Martina abandona al Tigre de los Llanos y regresa a San Juan, donde conoció a Cruz Cuero con quien mantuvo un romance marcado por excesos y violencia. Juntos formaron una banda de rateros que viajaban como nómades, asaltando viajeros en los caminos. Las habilidades de baqueana y rastreadora, que Martina adquirió viviendo con los Huarpes, le permitieron ganarse un lugar de privilegio entre la tropa, pero las tensiones no tardaron en aflorar: Martina se enamoró de un joven extranjero que secuestraron; en ataque de furia, Cruz la golpeó y mató al joven de un balazo, pero Martina vengó la doble afrenta, matando a Cruz con una lanza y asumiendo como jefa de la banda, sin que nadie se atreviera a disputarle esa posición. Tras el cambio de liderazgo, cambiaron drásticamente las reglas del pillaje: se robaba sólo a “ricachones”. Matar: sólo en defensa propia, nada de excesos si habían ingerido alcohol en cantidad. Sus andanzas no tardaron en conocerse en la región, y dado que Chapanay era una suerte de Robin Hood cuyana (luego de apartar lo necesario para su subsistencia, repartía entre pobres y viudas de guerra lo que le robaba a los ricos), se ganó el afecto y la lealtad de los locales.
A pesar de tener relativamente asegurada su posición, era inevitable que Martina volviera a la batalla. Cuando el “Chacho” Peñaloza (otro destacado caudillo de las provincias a quien llegó a querer y admirar) avanzó sobre San Juan para vengar el asesinato del gobernador Benavidez, encarcelado por la aristocracia local, ella se unió a sus filas para defender, una vez más, la causa federal. Esta insurrección terminaría unos años después, con la derrota de Peñaloza por las tropas del general Wenceslao Paunero, y con el brutal asesinato del líder federal a manos del mayor Pablo Irrazábal. Unos años después, en una dependencia policial de San Juan que presidía Irrazábal, se volvieron a encontrar. La bandolera y soldada federal, y el asesino del Chacho, frente a frente. Facón en mano y en público, Martina lo desafía a un duelo, exclamando en voz bien alta que lo iba a matar, pero de frente y no a traición, como había hecho él con Peñaloza. Pero el militar no acepta el reto, y escapa apresurado del lugar. Posteriormente, desprestigiado y avergonzado por su cobarde actitud, pide la baja.
En el año 1887 Martina fallece en la localidad sanjuanina de Mogna, su tumba es visitada asiduamente y se convirtió en centro de devoción popular. El cura Elacio Bustillos hizo colocar una lápida blanca sin ninguna inscripción, “ya que todos saben quién está allí”.
El poeta y cantor mendocino Hilario Cuadros la homenajeo en una cueca llamada La Martina Chapanay y el cantante León Gieco, con la colaboración del historiador y ensayista Hugo Chumbita, publicó en el 2001 el álbum Bandidos rurales, que contiene un tema del mismo nombre y donde menciona a Martina Chapanay.
El junio de 2023 se estrenó la serie de ficción histórica "Martina Chapanay: Mujer de cinco mil batallas", dirigida por Miguel Angel Roca, sobre guion de Santiago Ambao. Se transmitió por Canal Encuentro y contó con la actuación de Charo Bogarín en el rol de Martina adulta.
Las innumerables y heroicas hazañas de "la Chapanay" han dejado un recuerdo imborrable en la memoria colectiva del pueblo cuyano. Su imagen de mujer valiente, entregada a defender a las familias más pobres y a reivindicar los derechos de esas provincias empobrecidas, perdura en el oeste del país, aunque los libros, las academias y los colegios no hagan casi referencia alguna a su existencia.