Edulcorante, azúcar o stevia: ¿cón qué hay que endulzar?
Siete cucharadas de azúcar. Esa es la máxima cantidad que se puede consumir diariamente para evitar problemas de salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el afán de conseguir un reemplazo para este ingrediente, actualmente, un 41.7% de los argentinos consume endulzantes.
En los últimos días, el organismo publicó un informe en el que desaconseja el uso excesivo de edulcorantes para controlar el peso. La recomendación incluía a todas las personas, con excepción de los diabéticos, y advertía sobre posibles efectos indeseables a largo plazo.
Entre los edulcorantes no nutritivos más comunes se encuentran el acesulfamo-K, el aspartamo, el advantamo, los ciclamatos, el neotamo, la sacarina, la sucralosa, la stevia y sus derivados. Aunque todos tienen sus pros y contras, hay algunos más recomendados si su uso va a ser algo habitual.
¿Cuál es la forma más sana de endulzar?
Stevia (líquida, en polvo o triturada), azúcar (mascabo, rubia o blanca) o edulcorante. El mercado actual posee distintas opciones para endulzar los alimentos y bebidas, y todas pelean el podio de cuál es la más saludable. "La realidad es que ninguna", aclaró la nutricionista Camila Pettinari (M.P. 1795).
La stevia y el edulcorante artificial son los sustitutos del azúcar más habituales, ya que no se metabolizan por el cuerpo, por lo que proporcionan cero calorías. Sin embargo, son productos entre 200 y 300 veces más dulces que el azúcar, y pueden encontrarse como aditivos en muchos productos.
"La stevia es un edulcorante más. La pregunta no es azúcar o edulcorante, sino las cantidades de los mismos", expresó Nadia Martínez (M.P. 1554). "El problema no es consumir un poco de azúcar, ya que una persona adulta sana puede tener una ingesta diaria de 50 gramos, sino la sobreingesta", aseguró.
Consecuencias del exceso de edulcorante
El principal riesgo de consumir edulcorantes en exceso está relacionado con el enrome daño ocasionado en la microbiota intestinal, un conjunto de millones de bacterias que viven en el intestino humano y que son claves para mantener una salud óptima.
"Los resultados de los principales estudios científicos también sugieren que puede haber posibles efectos indeseables de su uso a largo plazo, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en personas adultas", explicó Pettinari.
Además, al acostumbrar al paladar a que lo que se ingiere tenga un agregado dulce, se altera la percepción real del sabor. "Es de suma relevancia re-educar nuestro paladar a sabores más naturales, con un umbral de dulzor bajo. Mi lema siempre es menos supermercado y más verdulería y almacenes naturales. Allí encontramos la verdadera farmacia", aseveró.
¿Cómo re-educar el paladar?
"Sería ideal endulzar menos todas las comidas, hasta llegar a consumir lo mínimo. Así, uno se habitúa al sabor natural de las cosas", manifestó Martínez.
En relación a esto, Pettinari agregó que "al principio puede costar", pero, con el tiempo, el cuerpo se acostumbra, hasta que, eventualmente, no lo requiere más. "Recomiendo endulzar con fruta madura, coco rallado, canela, dátiles, frutas disecadas o miel pura. Elegir alimentos naturales que no dañan nuestro paladar es la vía para no depender del azúcar", finalizó.