Mascotas
¿Los perros tienen sentimientos?
Cuando mirás a los ojos de tu perro, seguramente no te quedan dudas de que siente algo profundo por vos. Esa mirada, ese movimiento de cola y esa manera única de recibirte al llegar a casa parecen confirmar que los perros experimentan sentimientos reales.
En el día a día, los tutores construimos con ellos un vínculo de amor, confianza y lealtad mutua. Pero, ¿es eso lo que realmente está ocurriendo a nivel emocional? ¿O estamos interpretando su comportamiento desde una perspectiva demasiado humana?
Emociones en los animales: lo que revela la ciencia
Gracias a los avances en neurociencia, hoy sabemos que muchos animales —en especial los mamíferos— experimentan emociones básicas como alegría, miedo, tristeza o sorpresa. Esto se debe a que comparten con nosotros estructuras cerebrales similares, como el sistema límbico, responsable de procesar las emociones.
Las emociones son reacciones químicas y hormonales provocadas por estímulos del entorno. Funcionan como una respuesta adaptativa del organismo y se manifiestan a través de expresiones faciales, posturas, vocalizaciones o cambios fisiológicos.
Si observás a tu perro, es fácil identificar cuándo está feliz (cola en alto, saltos, mirada brillante), cuándo tiene miedo (cola entre las patas, cuerpo encogido), o cuándo está relajado (postura suelta, respiración lenta).
Estas reacciones demuestran que los perros no solo tienen emociones, sino que también las expresan de forma clara y coherente. Además, pueden generar vínculos afectivos con humanos y con otros animales, y sufrir estrés, ansiedad o depresión si son sometidos a situaciones negativas, como el abandono, el maltrato o la soledad prolongada.
¿Pero eso significa que los perros tienen sentimientos?
Aquí es donde entra la diferencia clave entre emoción y sentimiento. Mientras las emociones son reacciones automáticas del cerebro ante estímulos, los sentimientos implican una evaluación consciente de esas emociones.
Es decir, para que exista un sentimiento como el amor, la culpa o la nostalgia, debe haber una reflexión interna que vincule una emoción puntual con un pensamiento más complejo y subjetivo.
Según la ciencia actual, aún no hay pruebas contundentes de que los perros puedan realizar ese tipo de análisis consciente. No podemos afirmar que reflexionan sobre lo que sienten o que asocian sus emociones con conceptos abstractos como el perdón o el remordimiento.
Por eso, desde una perspectiva científica, no podemos asegurar que los perros tengan sentimientos en el mismo sentido en que los experimentan los humanos.
Emoción, instinto y conducta: un delicado equilibrio
Es común preguntarse si los perros actúan por emoción o por instinto. La respuesta es: ambos. El instinto es un patrón de comportamiento heredado, como el impulso de proteger su territorio, cazar o seguir una jerarquía. La emoción, en cambio, responde al contexto: por ejemplo, sentirse feliz al ver a su tutor, o nervioso ante un ruido desconocido.
Lo interesante es que una emoción puede modular un comportamiento instintivo. Por ejemplo, un perro puede tener el instinto de ladrar a un extraño, pero si percibe que ese extraño está con su tutor de confianza, la emoción de seguridad puede inhibir esa reacción.
¿Los perros sienten amor?
Aunque no podamos afirmar que sienten amor como los humanos, sí hay evidencia de que los perros experimentan una forma de afiliación emocional intensa. Un estudio del neurocientífico Gregory Berns, de la Universidad de Emory, demostró mediante resonancia magnética funcional que el cerebro de los perros se activa intensamente al oler a su persona favorita. La región estimulada fue el núcleo caudado, la misma que se asocia al placer, la motivación y el amor en los seres humanos.
Además, se ha comprobado que tanto humanos como perros producen oxitocina, conocida como la "hormona del amor", cuando están juntos. Investigaciones lideradas por la psicóloga Andrea Beetz demostraron que tras diez minutos de caricias, tanto los perros como sus tutores presentan un aumento significativo en los niveles de esta hormona, fortaleciendo así el vínculo emocional entre ambos.
La memoria emocional también cuenta
Los perros poseen una memoria emocional muy potente, lo que les permite recordar a personas, lugares y otros animales con quienes han compartido experiencias positivas (o negativas). Esto explica por qué un perro puede emocionarse mucho al reencontrarse con alguien, incluso después de años sin verlo.
No se trata de un recuerdo racional o conceptual como el nuestro, sino de una asociación emocional almacenada en su sistema nervioso. Su cuerpo y su cerebro “recuerdan” cómo se sintieron en presencia de ese ser querido, y eso desencadena una respuesta emocional visible: saltos, lamidos, gemidos o movimientos de cola.
Conclusión: lo que sí sabemos (y lo que aún no)
Entonces, ¿los perros tienen sentimientos? Desde una perspectiva estrictamente científica, sabemos que tienen emociones complejas y profundas, pero aún no podemos afirmar que tengan sentimientos tal como los experimentan los humanos, ya que no se ha demostrado que posean una conciencia reflexiva sobre sus emociones.
Sin embargo, eso no le quita valor a lo que sienten. La alegría de un perro al verte, su necesidad de contacto, su lealtad y su tristeza ante una pérdida son manifestaciones reales de una conexión emocional poderosa. Y como tutores, lo importante no es tanto etiquetar sus experiencias, sino respetarlas, entenderlas y responder con empatía.